* El aumento de establecimientos chinos cambia la estética del Centro Histórico de San Salvador ante la complacencia de la municipalidad.
** La alcaldía, que es gobernada por el partido oficialista Nuevas Ideas (NI), desplazó a todos los comerciantes locales a quienes no les renovaron los permisos.
*** El plan de la municipalidad capitalina es convertir el otrora centro de la ciudad en un destino turístico, pero favorece la presencia china, según denuncian empresarios locales.
Eric Lemus / Expediente Público
Comerciantes chinos están acaparando los inmuebles en torno a los edificios emblemáticos de San Salvador como el Teatro Nacional, la Catedral Metropolitana y calles aledañas al centro histórico.
Otros inmuebles también están a la venta en el corazón de la capital, en gran parte porque la municipalidad canceló los permisos de operación a los comerciantes locales.
Además, fueron desalojados más de 2,500 trabajadores por cuenta propia.
La Cámara Salvadoreña de Comercio e Industria de El Salvador (Camarasal) calculó hasta diciembre de 2024 el cierre de al menos 45 establecimientos entres bares, restaurantes, peluquerías y espacios comerciales.
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La Alcaldía Municipal de San Salvador (AMSS), que está gobernada por el partido oficialista Nuevas Ideas, aplica la Ordenanza para la Convivencia Ciudadana de San Salvador Centro, mediante la cual no renueva los permisos y desaloja a antiguos propietarios.
Reordenamiento beneficia a chinos
La Asamblea Legislativa, que controla el partido de Nayib Bukele, aprobó el 30 de marzo de 2024 la Autoridad de Planificación del Centro Histórico (APLAN), por medio de la cual planearon reordenar la ciudad que otrora estuvo bajo el asedio de las pandillas Mara Salvatrucha (MS-13) y el Barrio 18.
“Con eso que uno aguantó todos los problemas políticos en los años ochenta y después vino toda la delincuencia y después los mareros (pandilleros) nos empezaron a rentear (extorsionar) y ahora que los metieron presos y todo está controlado viene esta alcaldía y nos cancela el permiso”, relata a Expediente Público una propietaria de un establecimiento de variedades.
La comerciante afirma que los espacios más estratégicos son cedidos a inversionistas chinos que establecen restaurantes o tiendas de conveniencia.
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En torno a la Biblioteca Nacional, que fue financiada gracias a una donación de China, aumentan las nuevas salas de ventas con nombres alegóricos a símbolos del gigante asiático.
Cada lugar comercializa bienes diversos. Unos están especializados en papelería, mientras que otros ofrecen joyería, ropa, adornos, artículos de limpieza, equipaje, zapatos, juguetes o aparatos electrónicos.
“Nadie se opone a que hayan quitado a los mareros, pero la alcaldía se fue a la yugular de todos los negocios pequeños y vamos sobreviviendo con nuevas normas tras normas y ahora nos están quebrado. Está bien jodido”, añade a Expediente Público la vendedora que no quiere ser identificada por miedo a que le apliquen el “Régimen de Excepción”.
El Salvador está desde hace tres años bajo una ley marcial que eliminó el Estado de Derecho y que permite la captura inmediata de cualquier persona en el marco de la llamada guerra contra las pandillas.
Un destino turístico
El alcalde capitalino Mario Durán, que perteneció a la juventud del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), desmintió las afirmaciones de los comerciantes, pero confirmó que toda la ciudad está sometida al proyecto “Revitalización del Centro Histórico”.
La ejecución del plan municipal desplazó al menos a 2,500 vendedores informales con la promesa de reubicar a cada uno en mercados de la periferia de la capital.
Durán anunció este 3 de marzo la ejecución de la fase cinco del reordenamiento que abarca al menos seis manzanas en torno al corazón del Centro Histórico.
“Los vendedores son bien enfáticos en el acuerdo con las autoridades desde el primer día desde hace tres años cuando empezó la movilización de ellos por cuenta propia”, aseguró el funcionario municipal.
“Muchos de ellos nacieron ahí, crecieron ahí, tuvieron a sus hijos ahí, educaron a sus hijos y ahora que aceptaron ser reubicados no pueden permitir que aparezcan vendedores ambulantes en los espacios recuperados”, añadió.
Extraoficialmente, un empleado edilicio destacó a Expediente Público que “el objetivo es hacer del centro un lugar más turístico con hoteles, restaurantes, tiendas de lujo, como en una ciudad moderna del primer mundo”.
El interlocutor pidió omitir su nombre porque no está autorizado para hablar con medios de comunicación.
Además, el aumento de incendios sorpresivos en estructuras antiguas es un factor inquietante para los que todavía residen en los antiguos barrios del centro de la ciudad.
“Siempre pasan sorpresivamente en la tarde, en las peores horas del tráfico y luego los espacios baldíos quedan al mejor postor”, vaticina la persona.
En una publicación del Cuerpo de Bomberos desplegada en una red social, un usuario aseguró que “eso se llama ‘chibolear’ a la gente vendedora, los quema, los vuelve a reconstruir y los vende a los asiáticos”.

Migración e intervención china planificada
El empresario Federico Hernández, quien fue director ejecutivo de la Cámara Salvadoreña de Comercio e Industria de El Salvador (Camarasal) entre 2009 y 2021, cree que es importante saber cuáles son las intenciones chinas en la capital salvadoreña.
“Cuando se habla de inversionistas chinos es importante comprender a qué nos referimos. La empresa privada, tal como la entendemos en nuestros países, no existe en la China continental. Allá los ‘inversionistas’ no pueden llamarse tal si no cuentan con la venia del Estado, es decir, del Partido Comunista Chino”, argumenta a Expediente Público.
China es un aliado histórico de Nayib Bukele desde que hizo una visita de Estado en diciembre de 2019 y fue condecorado con un doctorado honoris causa por la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing.
Bukele suscribió un acuerdo de cooperación no reembolsable para financiar la construcción del nuevo edificio de la Biblioteca Nacional, un muelle en el Puerto La Libertad, un estadio de fútbol semejante al hecho en Costa Rica y una planta potabilizadora de agua de un lago volcánico.
“Debemos preguntarnos por qué tenemos inversión del Estado chino en nuestro Centro Histórico. El régimen de Bukele, para variar, no ha transparentado los acuerdos firmados con China”, remarca Hernández.
El exdirectivo de la gremial empresarial trae a cuenta que este fenómeno de llegada y expansión china en centros históricos sucedió en ciudades como San José, Costa Rica, y Managua, Nicaragua.
“¿Pueden competir inversionistas salvadoreños en igualdad de condiciones? ¿Se ha cedido territorio nacional al gobierno chino a través de estos ‘inversionistas’? Y si ha sido así, ¿a cambio de qué?”, insiste Hernández.
Una balanza comercial desigual
El último informe del estatal Banco Central de Reserva (BCR) mostró que déficit de la balanza comercial de El Salvador creció en 2024 hasta los 9,525.1 millones de dólares, un 4.1 % más que lo registrado un año atrás.
Esto se debe a que las exportaciones de China a El Salvador aumentaron en diciembre de 2024 con el envío de diversos productos provenientes de provincias exportadoras como Zhejiang, Jiangsu, Guangdong, Shandong y Hebei.
Por ejemplo, China aumentó 66.7% la exportación de plásticos (Poliacetales), 367% de pequeñas tuberías de hierro y 151% de acondicionadores de aire.
Waldo Jiménez, director de Asuntos Económicos y Sociales de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), confiesa a Expediente Público que es escéptico respecto a la presencia de China en este país centroamericano.
“No creo que (la relación de) China (con El Salvador) vaya más allá del estadio, la biblioteca, del parque recreativo en el puerto de La Libertad y quizás el único interés que tengan es el Puerto, pero no sé si los Bukele les quieran dar el puerto de La Unión”, anticipa.
Jiménez, en su calidad de economista, destaca que la estrategia del gobierno salvadoreño es actuar como un grupo familiar.
“El modelo que quiere hacer ahora el gobierno es dar los dos puertos a Turquía y ha hecho público, aunque con este gobierno lo que se hace también se deshace”, dice.
Aunque en El Salvador, la comunidad de origen chino data de la primera mitad del siglo XX, no existe información oficial sobre quiénes son los inversionistas que ahora ocupan el Centro Histórico de la capital.
Sin embargo, el expresidente de la Cámara de Comercio prefiere no quitar el dedo del renglón al señalar la opacidad en torno a los cambios en la ciudad.
“Nadie sabe a ciencia cierta hasta dónde están mezclados, dinero público chino y salvadoreño, en estos proyectos urbanísticos”, observa Federico Hernández. “No sabemos nada y todo se oculta como siempre”, fustiga.