*La Conferencia Episcopal de América Latina (CELAM) celebró en El Salvador la apertura de la asamblea regional de Centroamérica y México, elevando una plegaria y exigiendo la libertad de monseñor Rolando Álvarez, quien enfrenta una condena de 26 años de prisión.
**La Conferencia Episcopal de El Salvador (CEDES) también envió un mensaje de solidaridad a la feligresía de Nicaragua por la persecución política que sufre.
***Se advirtió del riesgo de que el resto de la región se “contagie” de las dictaduras.
Eric Lemus / Expediente Público
Una condena unánime contra la sentencia de 26 años de cárcel al monseñor nicaragüense Rolando Álvarez, fue emitida desde la cripta donde yacen los restos de San Óscar Arnulfo Romero, el mártir de la iglesia católica salvadoreña que fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por un francotirador al servicio de la extrema derecha.
El inicio del cónclave eclesiástico, que se realiza en San Salvador, El Salvador, escogió un lugar que reviste especial simbolismo para expresar “solidaridad y sensible fraternidad de nuestra Iglesia latinoamericana y caribeña con quienes se encuentran injustamente privados de la libertad en Nicaragua”.
El jueves 9 de febrero del 2023, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo desterró a 222 ciudadanos nicaragüenses calificados como traidores a la patria, entre quienes estaba el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien rehusó abordar el vuelo rumbo hacia Estados Unidos. Un día más tarde, la dictadura Ortega-Murillo ejecutó un juicio abreviado condenándolo a prácticamente una cadena perpetua en la cárcel.
Condena sin precedentes
El Congreso nicaragüense aprobó la Ley Especial que Regula la Pérdida de la Nacionalidad Nicaragüense en contravención al artículo 15 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que dicta que “toda persona tiene derecho a una nacionalidad” y que “a nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad”.
El presidente de la Sala Uno del Tribunal de Apelaciones de Managua, el magistrado Octavio Rothschuh, sentenció el viernes 10 de febrero al obispo a pagar 26 años de prisión y 4 meses en la cárcel “La Modelo”, en un juicio cargado de ilegalidades y sin derecho a la defensa.
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Una Iglesia perseguida
El Cardenal de El Salvador, Gregorio Rosa Chávez opinó a Expediente Público que los miembros de la CELAM “están haciendo oración porque Dios puede cambiar las cosas y los corazones”.
El prelado católico dijo que es importante recordar que “realmente la Iglesia siempre ha sido perseguida (…) Jesús fue perseguido y nosotros somos el templo de Jesús, por tanto, no hay que extrañarse de que haya sufrimiento si uno es fiel a una misión”.
Pero, reiteró “que no podemos ver a un hermano sufrir y quedarnos indiferentes”, por lo que exhortó a que la iglesia “debe ser orante, que escuche, porque a veces nos acomodamos desde un sillón y no en la calle con la gente que sufre como nos enseñó el señor Jesús y el papa Francisco que sigue el camino de monseñor Romero”.
“Esto nos ayuda a despertar y a ponernos en el camino como auténticos discípulos de Jesús”, agregó Rosa Chávez.
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Solidaridad por monseñor Rolando Álvarez
La oración llevada a cabo en la Catedral metropolitana no pasó desapercibida entre la comunidad exiliada de nicaragüenses en El Salvador, que acudió al templo para demandar una participación más activa de la Iglesia católica ante lo que sucede en el país centroamericano.
Tres de ellos, que pidieron omitir sus nombres, dijeron a Expediente Público que, cuando escucharon que el cónclave iba a visitar el templo donde reposan los restos de San Romero, decidieron organizarse para demandar la liberación del obispo de Matagalpa.
“Nosotros venimos con el objetivo de hacer visible el clamor de libertad para que la Iglesia católica no cese de exigir la liberación de monseñor Álvarez, pero junto a él la de 35 presos políticos más, incluyendo una mujer”, dijo una joven que actuó como portavoz.
Foto: Expediente Público
Reclaman mayor acción a los obispos
“Creo que la Iglesia católica ha sido demasiado fría, demasiado tibia, demasiado indiferente a la situación de Nicaragua en general y de monseñor (Rolando Álvarez) en particular porque al menos yo tenía la expectativa de que iba a escuchar palabras de aliento hacia las 38 familias que aún tienen presos políticos. Y no escuché eso. Solo escuché un mensaje muy tímido de oraciones por monseñor”, agregó otra ciudadana nicaragüense.
“Por lo menos hicimos presencia, mostramos la bandera (de Nicaragua) y vieron que llevamos carteles pidiendo la liberación de monseñor Álvarez”, agregó.
“En todas las latitudes del mundo, donde haya un nicaragüense, hay un grito pidiendo la libertad de Nicaragua”, remató.
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Contra la persecución de la Iglesia
El director del Instituto Universitario de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana (IDHUCA), el sacerdote jesuita José María Tojeira, advirtió que “Nicaragua es Centroamérica (…) cuando hay dictadura en uno de nuestros países, (los otros) se contagian. Cuando estaba Somoza, estaba (Jorge) Ubico en Guatemala, estaba (Tiburcio) Carías en Honduras y Maximiliano Hernández Martínez en El Salvador”.
“Entonces, se decía de las dictaduras múltiples en Centroamérica que había tres ‘ierros’, a saber: el encierro, el destierro y el entierro porque mataban, metían presa y desterraban gente. No podemos como centroamericanos tolerar esto y debemos expresar mayor fuerza”, declaró Tojeira a Expediente Público.
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En tanto, el padre Amado Ruiz, que preside la diócesis de Coatzacoalcos, de Veracruz, México, dijo que “el bien siempre debe prevalecer sobre el mal y confiamos que Dios, nuestro padre, hará justicia y pondrá todo en su lugar”.
“Siempre los promotores de justicia, verdad y paz sufren persecución en todos lados. A lo largo de la historia hemos visto como los que luchan por la verdad, luchan por la justicia resultan incómodos y son perseguidos. Esto no es diferente. Actualmente hay persecución en muchos países y particularmente en Nicaragua”, declaró a la prensa.
El padre Ruiz participa en el encuentro de la CELAM y visitó la capilla del hospital Divina Providencia, el lugar donde sirvió y residió San Óscar Arnulfo Romero.
Monseñor Romero, conocido como la voz de los sin voz, fue martirizado mientras ofició la eucaristía en la capilla de este hospital para enfermos de cáncer. Su crimen es el mayor antecedente de la intolerancia contra los defensores de los derechos civiles en Centroamérica.
