*Sociólogo, excarcelado político y desterrado, Óscar René Vargas, es uno de los académicos más destacados de Nicaragua, y explica a Expediente Público cómo funciona el “modelo económico corrupto” impuesto por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
**Vargas analiza el “capitalismo de amiguetes” de la que surge una “nueva clase” nacida al amparo del régimen, pero más dependiente.
***El análisis del sociólogo nicaragüense es tema de investigación en el Programa de Becas para la Democracia en Nicaragua, que impulsa el centro de pensamiento Expediente Abierto.
Expediente Público
El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo puso en marcha en Nicaragua un nuevo modelo económico denominado «capitalismo de amiguetes», que otorga “prebendas” a grupos económicos de “amigos y aliados” con conexiones privilegiadas, afirma el sociólogo y excarcelado político, Óscar René Vargas.
El sistema que opera en el país centroamericano no se basa en el desarrollo económico de “libre mercado”, sino que, está “relacionado con las relaciones de amigos y de aliados” y particularmente favorece a un grupo que, en 2007, cuando Ortega llegó al poder no representaba “ninguna fuerza económica”, explicó Vargas en entrevista con Expediente Público.
“Les dan exoneraciones, basado también en la corrupción. La corrupción es permitida para el enriquecimiento inexplicable e ilícito, el aprovechamiento de las relaciones de poder, es decir, el encubrimiento de todas las movidas no legales (…). De repente, años después, comienzan a surgir como un poder económico fuerte”, señaló el académico.
Vargas es uno de los 222 nicaragüenses desterrados y desnacionalizados por el régimen Ortega Murillo el 9 de febrero de 2023. El sociólogo de 77 años pasó 79 días recluido en prisión.
El análisis del nicaragüense es tema de debate en el Programa de Becas para la Democracia en Nicaragua que impulsa el centro de pensamiento Expediente Abierto, una iniciativa que busca mantener la atención internacional sobre la crisis política y de derechos humanos que vive el país desde 2018.
La respuesta gubernamental de represión contra las manifestaciones cívicas de 2018 dejó un saldo de 355 personas asesinadas en el país, más de dos mil heridos y a la fecha más de 800,000 nicaragüenses desplazados.
Suscríbase al boletín de Expediente Público y reciba más información
¿Quiénes son los “amiguetes”?
Falta competencia abierta y justa, más bien, es sustituida por prácticas que favorecen a aquellos cercanos al círculo del poder, desplazando a “ciertos sectores de la vieja burguesía y de la oligarquía tradicional”, sostuvo Vargas.
Los privilegios como las exoneraciones fiscales y excepciones regulatorias son herramientas claves que —según Vargas— eleva los márgenes de rentabilidad de manera significativa de los sectores beneficiados, que en Nicaragua es liderado por el capital financiero.
“Todos los bancos han recuperado sus niveles de tasa de ganancia y aquí entran los capitales tradicionales: los Pellas, los Ortiz, los hermanos (Zamora) de Lafise, etcétera. Estos bancos tienen a su vez inversión en otros sectores sociales, es decir, en la agricultura, en la ganadería, en el azúcar, etcétera, y son sectores que siguen siendo beneficiados por Ortega”, explicó Vargas.
Varios de estos sectores económicos tenían una silla representativa en el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), la principal cúpula empresarial que el régimen cerró el 6 de marzo de 2023, según acuerdo ministerial publicado en el diario oficial La Gaceta.
Los grupos económicos del extinto Cosep
La “fractura” que provocó el cierre del Cosep, y las 18 cámaras empresariales que lo conformaban, no evitó que esos grupos económicos sigan obteniendo beneficios, señala Vargas.
Puedes leer: ¿Por qué la economía de Nicaragua podría no crecer tanto como lo pronosticó el régimen para 2022?
“No existe una ruptura, no hay ruptura, hay fractura. Ruptura se diría que fuera irreconciliable, fractura significa que hay elementos que no están de acuerdo, pero que siguen funcionando debajo de la mesa, es decir, públicamente aparecen separados, pero debajo de la mesa siguen trabajando en acuerdos a proyectos determinados”, comentó Vargas.
Ortega, según Vargas, usa el capitalismo de amiguetes para alejar a los grupos empresariales de las relaciones con Estados Unidos. De ahí, que el régimen mantiene una cercanía con otras autocracias como Rusia y China, en quienes ve “aliados que le permiten tener cierta autonomía política, pero no económica”.
“Hay un error de parte de Ortega (…). Nicaragua vive una especie de jaula geopolítica, geoeconómica, geoestratégica y geofinanciera de los Estados Unidos, depende de todo de los Estados Unidos y no pueden cambiar el modelo de un día para otro”, explica.
Sordos y mudos, pero con ganancias
Una prueba de que estos grupos económicos siguen recibiendo beneficios del régimen es que “no se pronuncian en contra de nada, más bien se siguen aprovechándose de esa relación de amiguetes que tienen con el gobierno”, afirmó Vargas.
Otra prueba, según Vargas, es que la rentabilidad de los bancos comerciales no se ha visto gravemente afectada por la crisis sociopolítica.
“El capital financiero, en el 2018, su tasa de ganancia se redujo a 14% anual, ahora está en 28% anual, es decir, que, en lugar de ruptura, más bien se ha incrementado la tasa de ganancia del capital financiero empresarial que goza de las exoneraciones, las excepciones fiscales”, añadió.
A abril de 2024, el Sistema Bancario y Financieras (SBF) del país seguía mostrando solidez en su desempeño, según el Banco Central de Nicaragua (BCN).
Los depósitos del público registraron un crecimiento de 14.4% en términos interanuales (saldo de US$6,332.43 millones); mientras, la cartera de crédito se incrementó en 16% (saldo de US$5,153.83 millones), según informe del BCN.
Al eliminar a la cúpula del Cosep, el régimen de Ortega únicamente “ha debilitado la fuerza de negociación con el capital”, es decir “tiene menos fuerza en negociación y, por lo tanto, se ha subordinado más a las decisiones de la dictadura”.
Puede interesarte: Daniel Ortega miente sobre economía de Nicaragua para pedir US$2,000 millones en cumbre del clima
“El objetivo de Ortega no era liquidar al empresariado, ni a la banca, la prueba está que la banca no la han tocado, sino sencillamente debilitarlo en la capacidad de negociación con el régimen”, insistió el sociólogo nicaragüense.
Modelo económico no brinda confianza
El “capitalismo de amiguetes”, sin embargo, debido a los altos niveles de corrupción y la falta de seguridad jurídica que se percibe en el país centroamericano, no otorga confianza para que se produzcan inversiones productivas de largo plazo; por el contrario, más bien hay una fuga de empresas extranjeras.
La empresa tabacalera British American Tobacco (Batca), Astro Packing, Avena Quaker, New Holland son algunas de las marcas que se retiraron del país centroamericano en los últimos años. A esas empresas se suma la planta procesadora de productos lácteos Prolacsa de Nestlé y el grupo mexicano Lala.
En los últimos seis años, el régimen Ortega Murillo creó un clima de inestabilidad en el país, que no permite la expansión de la acumulación de capital por el temor también de la incertidumbre sociopolítica.
“El problema está de que este modelo ha hecho más pobres a los pobres, pero también ha repercutido negativamente entre los sectores empresariales, productores agrícolas o cafetaleros, medianos y pequeños, que estos son los que están sufriendo el hecho de que el sector dominante de la cúpula tenga esas altas tasas de ganancia”, explicó Vargas.
Pilares de sostén del régimen
Según el análisis del sociólogo nicaragüense, el régimen Ortega Murillo es sostenido por cuatro pilares: uno, es la base social que está en desiguales condiciones y se ha “debilitado”.
“Antes del 2018, la dictadura gozaba un 38% del apoyo de una base social, hoy en el último censo es de entre 10 y el 15%”, afirma Vargas.
En diciembre de 2023, la firma encuestadora Cid Gallup confirmó la caída de simpatía por el FSLN al 15%.
Además: Daniel Ortega causa la peor migración en décadas en Nicaragua
El segundo pilar es el aparato del Estado, es decir, se apoya en todos los Poderes del Estado, pero también está “carcomiéndolo”, y el ejemplo más evidente es la crisis que vive la Corte Suprema de Justicia, donde Rosario Murillo ejecuta una gran purga con más de 900 funcionarios despedidos.
Vargas explica que un tercer pilar que sostiene a la dictadura es el grupo económico favorable Ortega, donde hay “diferentes corrientes de opinión”, tal como se vio recientemente con Humberto Ortega Saavedra, a quien el régimen impuso casa por cárcel.
Al interior de este pilar, también hay “contradicciones” de cómo resolver la crisis que vive el país.
«La tendencia Murillo dice hay que seguir la represión e incrementar la represión, y los otros dicen hay que negociar. Eso significa que también ese pilar no es tan sólido, sino que también comienza a tener fracturas”, añade Vargas.
El cuarto pilar de sostén del régimen son los militares, la Policía y los grupos paramilitares, quienes «aparentemente no ha sufrido ninguna fractura”.
Camino a la implosión social
La implosión en las instituciones del régimen y el desmoronamiento interno en el partido avanza y en Nicaragua, la situación no está “muy segura para el régimen”.
“La gente piensa que hay que esperar la caída de los cuatro pilares y no, por eso pongo el ejemplo de una casa. Si en la casa, que tienen cuatro pilares, si falla un pilar, porque las termitas se las han comido o los comejenes se los han comido el pilar, la casa cae con un pilar”, apuntó.
Mientras que, por el otro lado, los grupos económicos que se benefician con el capitalismo de amiguetes “se han acomodado y no quieren cambiar el modelo, porque tienen miedo”, afirma el sociólogo nicaragüense.
“Lo que han hecho es acomodarse (…), no significa con eso que ellos están contentos con el modelo, pero le sacan provecho, son camaleones”, afirma.
Y mientras el régimen sigue beneficiándose del envío de remesas, Nicaragua está perdiendo su mano de obra calificada con las masivas migraciones y el destierro impuesto a personas de los diferentes sectores de la sociedad.
El flujo de remesas recibido en 2023 totalizó en US$4,660.1 millones, registrando un crecimiento interanual de 44.5%, lo cual significó US$1,435.2 millones adicionales con respecto a 2022, según el BCN.