*Analistas consideran que la condicionante de la presidenta de Honduras -de no asistir si no invitan a tres regímenes dictatoriales-, tiene que ver con un romanticismo ideológico, pero que deben primar los intereses de país.
**La relación entre Honduras y Estados Unidos atraviesa un buen momento. De darse un distanciamiento, “la más afectada sería la población hondureña”, apunta Graco Pérez, experto en relaciones internacionales.
Expediente Público
La ausencia de la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, en la IX Cumbre de las Américas sería un desaire a Estados Unidos y podría marcar el inicio de un distanciamiento con ese país, según la opinión de analistas consultados por Expediente Público. Pero, del otro lado, están quienes consideran que se trata de una decisión soberana del Gobierno hondureño que no tendrá mayores repercusiones en la agenda bilateral con la nación norteamericana.
La asistencia de la mandataria hondureña a la cumbre que se realizará del 6 al 10 de junio en Los Ángeles, California, está condicionada a que Estados Unidos invite a Cuba, Venezuela y Nicaragua, según una publicación en Twitter realizada el pasado 28 de mayo.
“Asistiré a la Cumbre solo si están invitados todos los países de América sin excepción”, fue el mensaje con el que Castro se sumó a la posición que ha venido sosteniendo el presidente de México, Manuel López Obrador -quien visitó Honduras el pasado 7 de mayo- de no acudir si no se invitan a todos los países del continente.
Romanticismo ideológico
En Honduras no existe un proceso de toma de decisiones en materia de política exterior, dijo a Expediente Público el analista en temas internacionales Graco Pérez, para quien Castro “seguramente está siguiendo indicaciones de parte de sus asesores” más orientadas a una situación de tipo ideológico que al interés nacional.
Sin embargo, lo que conviene “evidentemente es asistir a la cumbre y pensar más en las repercusiones que puede tener no hacerlo”, dijo Pérez, para quien Castro no debería dejarse guiar por sentimientos de “romanticismo ideológico”.
Lo importante “es el desarrollo del país, debemos ser pragmáticos en este momento difícil” a causa de la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania, mencionó el analista. Recordó que después de doce años de relaciones lejanas entre Honduras y Estados Unidos por fin se abrió una ventana.
Si se toma en cuenta, además, las malas relaciones de Estados Unidos con Nicaragua, Guatemala –cuyo presidente Alejandro Giammattei anunció que no irá a la cumbre- y El Salvador, hay una oportunidad y un espacio geopolítico que no se pueden desaprovechar. “Y sí sería peligroso dejar ir esta oportunidad” porque, al final, la más afectada sería la población hondureña que vive la realidad del desempleo, la pobreza, la corrupción, la falta de oportunidades y la inseguridad.
“En las esferas de poder no se sienten esos impactos y más bien creen que se ganan espacios, pero la población pierde en cuanto a oportunidades y el mejor reflejo es el tema migratorio”, mencionó el experto al recordar que cada vez más personas buscan llegar ilegalmente a Estados Unidos “porque no ven en el corto o mediano plazo en nuestro país que la situación vaya a cambiar”.
Además del tema migratorio, hay otros en los que Estados Unidos es determinante, entre ellos la inversión para la generación de empleo, la lucha contra la corrupción y el narcotráfico, la posible llegada de una Comisión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (CICIH) y la cooperación.
Pérez dijo que la buena voluntad y la armonía que han primado entre Estados Unidos y Honduras a raíz de la llegada de Castro al poder deben llevarse a acciones concretas por parte del gobierno norteamericano, pero este necesita a su vez certeza de “la buena voluntad de Honduras hacia la política exterior de ellos”.
No obstante, “en este caso de la cumbre estamos viendo que la cercanía que se está teniendo es más hacia los países antagónicos a Estados Unidos, en el caso de Cuba, Venezuela y Nicaragua, y estos países obviamente mantienen relaciones estrechas con otras potencias que son antagónicas a Estados Unidos, que es el caso de China y Rusia”, señaló.
La ausencia de Castro en la cumbre “podría marcar el inicio del distanciamiento con Estados Unidos con todas las implicaciones que tiene”, sentenció.
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Ambivalencia ideológica
El analista político Raúl Pineda Alvarado declaró a Expediente Público que la postura de Castro ante la Cumbre de las Américas refleja “esa ambivalencia ideológica en que se encuentra el gobierno que para algunas cosas se orienta bajo la política norteamericana y para otras quiere mantener una pretendida independencia que no es común en países económicamente sometidos como el nuestro”.
En su opinión, la posición de Honduras “no puede verse menos que como un desaire” y “políticamente es un error y es un error inclusive desde la política exterior de México”.
Expresó también que Honduras no hace nada volviéndose solidaria con gobiernos autoritarios como el de Cuba, Venezuela y Nicaragua, y que “no es nuestro conflicto”.
Además que, dadas las condiciones, en que las remesas son el principal ingreso que tiene el Producto Interno Bruto (PIB), “mal haríamos nosotros en no asistir a la Cumbre de las Américas”, donde la mayor parte de los países van a estar representados y “algunos beneficios tendrán” producto de esa reunión.
“Si Honduras fuese una potencia, pues estaría actuando con mucha dignidad y mucha soberanía e independencia, pero (ante) las condiciones económicas que está viviendo el país no queda más alternativa que alinearnos con quien nos presta y con quien nos compra”, puntualizó.
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No habrá ruptura
Si bien todos los analistas consultados coincidieron en que la presidenta Castro sí debería asistir a la cumbre que desde 1994 viene realizado Estados Unidos, no todos creen que significará una ruptura con ese país ni mucho menos.
“No hay que exagerarlo, es una discrepancia que existe entre, yo llamaría amigos, y pues se superará en el tiempo y en base a otros temas importantes que son de interés mutuo”, dijo a Expediente Público el director de políticas e iniciativas estratégicas de la Fundación Internacional de Seattle y miembro del Wilson Center, Eric Olson.
Para el analista seguramente a Estados Unidos “le hubiera gustado” que Castro asistiera, ya que la relación es bastante buena en este momento y mucho más complicada con los otros tres países del norte de Centroamérica, pero “no creo que esto provoque mayor rompimiento con Honduras, para nada”.
Aunque la ausencia de la presidenta hondureña puede incomodar por un tiempo, “no es un desastre que no vaya, hay formas de trabajar bilateralmente entre Estados Unidos y Honduras que van a seguir”, reiteró.
Incluso, aseguró que entiende la postura de la presidenta Castro y de otros países que no quieren estar en la cumbre si no es completamente abierta a todos.
Al respecto, Olson indicó que sí significa algo importante para la región y para Estados Unidos el hecho de que varios países no quieran asistir a la cumbre, lo cual indica que hay mucha discrepancia sobre los temas de democracia “y por eso francamente yo creo que esta será la última”.
Compartió que hay personas en Estados Unidos con mucha experiencia, como exembajadores y exoficiales del Departamento de Estado, para quienes su país debió invitar a toda la región como un ejercicio de diálogo.
En esa línea, indicó que es muy importante que los países definan por sí mismos sus posturas y su independencia, y que Honduras tampoco puede ser “incondicional” a Estados Unidos.
En esa misma línea, el analista político Efraín Díaz Arrivillaga declaró a Expediente Público que los países son soberanos en cuanto a sus decisiones internas y las que tienen que ver con las relaciones internacionales. Aunque Estados Unidos es un socio fundamental de Honduras, las relaciones con los países no deben ser “en función de subordinación ni mucho menos dependencia”, sino que deben estar hechas sobre el respeto mutuo.
A su juicio, si se toma la decisión de no asistir “no significará ninguna ruptura, es un punto quizás de divergencia, pero las relaciones en los países no son por unanimidad”.
Sin embargo, opinó también que deben primar los intereses de Honduras y la relación que debe mantener constructiva con los Estados Unidos “y en función de eso la asistencia la veo conveniente”. No obstante, la decisión final será del gobierno, en función de lo que cree que es mejor para el país y reafirmando una posición que ya ha fijado la presidenta Xiomara Castro, dijo Díaz Arrivillaga.
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Por la inclusión de todos los países
“La idea de la Cumbre de las Américas no es la de estar determinando si un régimen es o no demócrata, si es de derecha o si es de izquierda”, dijo a Expediente Público el excanciller de Honduras en el gobierno de Manuel Zelaya (2006-2009), Milton Jiménez Puerto.
“Por ejemplo, (Jair) Bolsonaro en Brasil es un hombre con muchos aires de dictador”, indicó el excanciller, en referencia a que el país sudamericano es uno de los invitados a la cumbre.
La inclusión de todos los países en la cumbre “se está convirtiendo en un clamor de toda América”, sostuvo. Para el caso, dijo que ya se pronunció la comunidad de países del Caribe, Chile y Bolivia.
Si bien Cuba anunció que, aunque fueran invitados no acudirán, “el tema no es si asisten o no, porque eso le corresponde a la soberanía de cada país decidirlo, el tema es que la idea original de la Cumbre de las Américas es establecer un diálogo entre las tres Américas”, dijo el excanciller hondureño.
Defendió que ningún representante del nuevo gobierno fue a la toma de posesión de Daniel Ortega en Nicaragua, “y eso me parece a mí que es de alguna manera una señal de cierto grado de inconformidad”.
Pero a su juicio el anuncio de Castro tiene “fundamento suficiente”, aunque hasta el momento se ha reservado su derecho de ir ella o de enviar una delegación, como hará México, que “ya anunció que va a ir el canciller (Marcelo) Ebrard y si al final hay condiciones, me imagino que López Obrador estará también presente”.
En todo caso, “la política exterior siempre es bastante frágil y en cualquier decisión que se tome siempre hay consecuencias” y “obviamente Honduras tendrá que hacer un análisis detenido”, señaló.
Coincidió en que las relaciones con Estados Unidos son muy buenas y “todos esperamos que continúen siéndolo” en el marco del respeto de la soberanía y los intereses de cada país.