En el interior de las cárceles de Nayib Bukele

Adentro de las cárceles de Nayib Bukele

* Pocas veces la administración de Nayib Bukele abre las puertas a los periodistas para que vean la vida de los reos en un país con la tasa mundial más alta de encarcelados.

** Expediente Público ingresó a dos de las cárceles del sistema penitenciario de El Salvador tras una invitación del Gobierno a la prensa internacional.

*** Amplio dispositivo policial fue desplegado para mostrar un programa de reinserción que fue creado en 2011, pero que fue renombrado como “Plan Cero Ocio”.


Eric Lemus / Expediente Público

Un grupo de medios de prensa extranjera, entre ellos Expediente Público, entró a dos de las principales cárceles de El Salvador, tras una visita organizada por el Gobierno de Nayib Bukele.

Las puertas de dos penales salvadoreños se abrieron a la prensa internacional, después de reiteradas denuncias de abusos contra los detenidos durante el régimen de excepción que lleva vigente 30 meses.

Este 19 de septiembre, antes que entraran los periodistas a la principal cárcel de la capital, “La Esperanza”, ubicada en la periferia norte de San Salvador, un pelotón de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO) de la Policía Nacional Civil (PNC) se alineó frente a ellos para resguardar el acceso.

El Complejo Penitenciario “La Esperanza”, conocido popularmente como “Mariona”, por la jurisdicción a la que pertenece, es una prisión construida en 1972 que atestigua la historia convulsa de un país que sufrió una guerra civil en la década de los años 80 y luego la violencia de las pandillas por los siguientes 30 años.

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Los reporteros constataron la ejecución del llamado “Plan Cero Ocio” que involucra a 2,000 privados de libertad que son escogidos tras un escrutinio a cargo de la Dirección General de Centros Penales (DGCP). 

El Gobierno de Bukele ofrece este plan a reos comunes o aquellos que demostraron que sólo colaboraron con las pandillas bajo amenazas, y que no eran integrantes de la Mara Salvatrucha (MS-13) ni la Barrio 18.

Expediente Público, junto a otros medios internacionales, conoció en primera línea el programa de rehabilitación de convictos.

El interior del penal de Nayib Bukele

Tras ingresar por pasillos estrechos y sortear las puertas de seguridad, Expediente Público llegó al patio central del reclusorio donde las autoridades penitenciarias realizan una jornada informativa a reos que visten un riguroso atuendo blanco.

Otro grupo ejercitaba al aire libre siguiendo las indicaciones de un instructor que los pone a ejecutar sentadillas y abdominales.

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Bajo un acompañamiento permanente de la delegada oficial de la Secretaría de Comunicaciones de la Presidencia, la prensa ingresó a los pabellones donde los internos aprenden peluquería, mecánica automotriz, reparación de electrodomésticos y confección textil. Pero no hubo acceso a las celdas.

En el pabellón de maquila los operarios visten un chaleco color celeste con una leyenda a sus espaldas: “Centro de Formación Profesional ALUMNO de Técnico en Proceso Industrial Textil”.

Operarios de maquila y otros oficios

El privado de libertad Raúl Antonio López, instructor de la maquila penitenciaria, fue uno de los autorizados a hablar con la prensa sobre el funcionamiento del programa. Explicó cómo los internos confeccionan uniformes penitenciarios y todo tipo de ropa que solicita el Gobierno.

“Incluso hemos trabajado para el Instituto Nacional de los Deportes en la confección de prendas utilizadas en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, o elaborado los uniformes de la Fuerza Armada y los que utilizan los agentes penitenciarios”, explicó López.

Los internos, que visten chalecos celestes, observan la llegada de los periodistas con curiosidad, pero en silencio y compenetrados en sus tareas. El color los identifica como colaboradores de las pandillas, según explican posteriormente.

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López dice a Expediente Público que los internos que aplican a los talleres reciben beneficios como la reducción de su pena.

“Hay personas que aquí han venido a aprender diferentes oficios, ya que no sólo está el taller de maquila; también está carpintería, albañilería, cocina, zapatería, panadería”, dijo.

“Hay compañeros que recuperaron su libertad y llegan a visitarnos para contar que pusieron un negocio pequeño”, relata López, antes de que sigamos adentrándonos en otros pabellones.

Pandilleros excluidos

El director del Complejo Penitenciario “La Esperanza”, Juan José Montano, detalló a Expediente Público que el proyecto abarca a 2,000 privados de libertad y consiste en mantenerlos “ocupados en alguna actividad, ya sea laboral, estudiando, enseñando”.

Sin embargo, Montano aclara que el “Plan Cero Ocio” solamente incluye a reos sin ningún tipo de vinculación con las pandillas.

“Lo primero que se hizo fue sacar del programa a todos los pandilleros para que la demás población (penitenciaria) no tuviera esa influencia negativa y pudiera incorporarse a los diferentes planes y cursos de formación que se les están dando”, dice Montano.

Expediente Público también constató que los reos reciben formación en mecánica automotriz, soldadura autógena y clases de dibujo y pintura.

“Es bien difícil que un pandillero se reforme, porque si ha ingresado a la pandilla, que es el crimen organizado, no puede salirse o después de uno o dos años decir: ‘mire, ya no quiero pertenecer a la pandilla”, expuso Montano.

“Eso le trae implicaciones serias, incluso le puede costar la vida a él y a su familia”, agrega.

En el interior de las cárceles de Nayib Bukele

En el primer año de Gobierno de Bukele, en 2019, la tasa de homicidios en El Salvador fue 36 por cada 100.000 habitantes. En casi tres años de vigencia del Estado de excepción bajó a 2.4, según cálculos oficiales.

El director de la prisión también explicó que los reos que cumplen beneficios de la condena son incluidos en un grupo más flexible donde “pueden salir del penal (bajo supervisión) para trabajar en la construcción de hospitales, edificación y reparación de escuelas, de iglesias, de parques y actividades en apoyo a la comunidad”.

Hacinamiento en cárceles de Nayib Bukele

El lanzamiento del “Plan Cero Ocio”, que empezó en junio de este 2024, llega cuando organismos internacionales critican el hacinamiento carcelario que enfrenta El Salvador.

El abogado Óscar Rosales critica a Expediente Público el impacto del proyecto de reinserción y formación laboral de privados de libertad.

“Tener 2,000 reos, que son los que están trabajando ahora en calles, en construcciones públicas, en varias empresas que supuestamente son del Estado, y que están construyendo grandes espacios comerciales (…) no es cierto que esto vendrá a resolver el problema”, objeta.

Contexto: Emplazan a El Salvador en la CIDH por abusos durante el Régimen de Excepción

La semilla del “Plan Cero Ocio” data del año 2011 cuando la administración del expresidente Mauricio Funes creó el programa “Yo cambio” como una solución para afrontar la sobrepoblación que ya detectaban en los reclusorios.

Funes, que vive nacionalizado en Nicaragua, gobernó El Salvador entre 2009 y 2014, mientras es requerido por la justicia de su país natal acusado de diversos casos de corrupción.

Uno de los principales legados del programa de Funes fue la construcción de la granja penal que todavía sigue siendo operativa en el oeste del país.

En las cárceles salvadoreñas, las celdas fueron diseñadas para albergar a entre 50 y 70 reos, pero, en la práctica, aglutinan hasta 300 personas en un espacio menor a cien metros cuadrados, según señalan organizaciones de derechos humanos en base a testimonios de exreclusos.

De hecho, el informe correspondiente a 2024 de Human Rights Watch (HRW) llamó a cesar el régimen de excepción, que reporta la captura de más de 80,000 personas en los últimos dos años y medio.

Una granja autosostenible

Una vez la prensa internacional constató los diferentes pabellones de la cárcel capitalina la delegada de la Secretaría de Comunicaciones de la Presidencia invitó a Expediente Público y al resto de medios a continuar la visita guiada hacia la Granja Industrial Penal de Santa Ana, a 67 kilómetros al oeste de la ciudad.

A diferencia del primer presidio, la Granja Industrial Penal de Santa Ana se extiende como un escampado abierto con áreas para criar ganado, aves de corral, cultivar frutas y hortalizas, y reproducir peces en estanques de agua dulce.

En este lugar Expediente Público verificó que los reos incluidos pertenecen a la fase de confianza, que significa que los reclusos tienen historial de buena conducta y cero conexiones con las pandillas.

En el interior de las cárceles de Nayib Bukele

El director de la granja penal, Samuel Díaz, detalló a Expediente Público que los internos aprenden de la crianza de aves de corral, cerdos, conejos, cabras y producción de crema, queso y requesón porque disponen de 45 cabezas de ganado vacuno que abastece la cocina del mismo recinto.

“Acá se encuentran las personas que tienen conocimientos previos en cuestiones de ganadería y otros que se han venido incorporando en los diferentes programas, los cuales, son impartidos por el Ministerio de Agricultura y Ganadería”, informó Díaz.

La Dirección General de Centros Penales (DGCP) promueve la granja penitenciaria como un lugar autosostenible donde los internos producen sus propios alimentos.

En el mismo recinto, otro grupo de internos elabora diariamente un promedio de 500 pupitres escolares y las autoridades oficiales informan que luego los distribuyen en el sistema escolar público del país.

Prisión y mano dura de Nayib Bukele

Nayib Bukele recurrió en marzo de 2022 a una política mano dura con un Plan de Control Territorial. El Salvador está bajo un estricto régimen de excepción desde hace dos años y medio, como parte de la llamada guerra contra las pandillas MS-13 y Barrio 18.

De acuerdo con el cálculo del World Prison Brief, El Salvador tiene la tasa mundial más alta de encarcelamiento con 1,086 personas por cada 100,000 habitantes tras las rejas, por 109,519 personas presas.

Este país centroamericano está por delante de Cuba (794 presos por cada 100,000 habitantes), Ruanda (621), Turkmenistán (576) y Estados Unidos (531) en cuanto a proporción de población privada de libertad.

Dentro de ese modelo punitivo, el mandatario inauguró en 2023 el Centro del Confinamiento del Terrorismo (CECOT) como un lugar de máxima seguridad para recluir a criminales. A este sitio sólo entran algunos generadores de contenido extranjeros o la prensa oficialista.

En el interior de las cárceles de Nayib Bukele
Mariona ejercicios
La Dirección General de Centros Penales (DGCP) realizó una exhibición de gimnasia en el Centro Penitenciario La Esperanza, conocido como Mariona.

Críticas por abusos a derechos humanos

Durante la 79° periodo de sesiones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Nayib Bukele reiteró el éxito de su visión ‘manodurista’.

“En El Salvador priorizamos la seguridad de nuestros ciudadanos honestos sobre la comodidad de los criminales. Algunos dicen que hemos encarcelado miles, pero la realidad es que hemos liberado a millones”, exaltó el 24 de septiembre de 2024 en la ciudad de Nueva York.

Sin embargo, los críticos al mandatario contrastan sus palabras con las denuncias de organizaciones internacionales sobre las condiciones del sistema carcelario y el prolongado Estado de excepción.

Un reporte de la organización no gubernamental Socorro Jurídico Humanitario (SJH) detalló que al menos 315 reos fallecieron bajo custodia del Estado debido a muerte violenta, enfermedad terminal o negligencia por falta de atención médica.

El abogado Óscar Rosales opina que un programa de reinserción de 2,000 internos tiene un efecto limitado frente a más de 100,000 encarcelados a nivel nacional.

“Esto no solo cubre la propaganda del Gobierno, sino que quiere justificar inversiones de dinero que no está haciendo o gastos exorbitantes que está llevando a cabo y que están siendo erogados de los fondos públicos del Estado”, insistió.