* Analistas coinciden en que las medidas contra las maras en El Salvador están afectando a Guatemala, país limítrofe.
** Gobierno de Bernardo Arévalo estaría planteando medidas más drásticas contra los pandilleros salvadoreños que se refugian en Guatemala.
Marysabel Aldana/ Expediente Público
Las autoridades guatemaltecas detuvieron a 157 supuestos pandilleros salvadoreños en diversos operativos realizados en los departamentos de Guatemala, Jutiapa y San Marcos, entre el 1 de enero al 15 de diciembre de 2024.
Este aumento en las capturas plantea interrogantes, según los analistas, sobre un posible efecto colateral de la política de “cero tolerancia” contra las pandillas, impulsada por el presidente salvadoreño Nayib Bukele.
En El Salvador se llevó al encarcelamiento masivo de presuntos pandilleros en El Salvador, alrededor de 61,500, desde el inicio del estado de excepción el 27 de marzo de 2022.
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Decisiones de El Salvador afectan a Guatemala
Los datos revelados por el Ministerio de Gobernación de Guatemala muestran un fenómeno en crecimiento, que capta la atención tanto de expertos en seguridad como de las autoridades locales.
Casi al finalizar el 2024, Gobernación cuenta 157 salvadoreños capturados con supuestos vínculos con las maras, en 2020 fueron 56 y en el siguiente año 67.
Con el inicio del estado de excepción en 2022 la cifra subió a 81 y el año pasado llegó a 85.
Casi la mitad de los detenidos en 2024 enfrentan procesos judiciales en Guatemala, pero 86 de ellos fueron extraditados a El Salvador.
Pero la llegada de más pandilleros salvadoreños plantea un desafío significativo para la seguridad y estabilidad de la región, comentaron algunos expertos a Expediente Público.
Además, el modelo de “mano dura” es presentado como un éxito por el gobierno salvadoreño, el presidente Nayib Bukele asegura que la violencia y los homicidios se redujo drásticamente en su país.
Sin embargo, esta estrategia también tiene críticas en materia de derechos humanos, además, del desplazamiento de miembros de pandillas hacia países vecinos, incluido Guatemala.
Para Alfredo Castillo, analista en seguridad, el aumento de la presencia de pandilleros en Guatemala es una consecuencia directa de las medidas en El Salvador.
“Es natural que las pandillas busquen sobrevivir en otras naciones. Guatemala, por su ubicación geográfica y debilidad institucional en ciertas áreas, se convierte en un lugar atractivo para refugiarse, reorganizarse y operar”, dijo.
Capturas de pandilleros en puntos transfronterizos
Los departamentos de Guatemala, Jutiapa y San Marcos son clave en esta problemática por su ubicación estratégica.
San Marcos, por ejemplo, colinda con México y es un paso frecuente para quienes buscan rutas hacia el norte.
Jutiapa, al sureste del país, es un punto de conexión directo con El Salvador, lo que lo convierte en un corredor crítico para los desplazamientos ilegales, según Castillo.
Las capturas en estos puntos reflejan la importancia de las rutas transfronterizas utilizadas por los pandilleros. Según informes del Ministerio de Gobernación, varios de los detenidos eran buscados en El Salvador por delitos graves, como homicidio, extorsión y tráfico de armas.
Uno de los casos más destacados ocurrió en agosto, cuando un operativo en Jutiapa resultó en la captura de 12 presuntos pandilleros vinculados con la Mara Salvatrucha (MS-13).
Los detenidos tenían órdenes de captura internacional y se refugiaban en una comunidad rural cercana a la frontera.
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Opiniones de expertos: ¿huida o expansión?
Los motivos de la llegada de pandilleros salvadoreños a Guatemala tienen dos explicaciones entre los expertos en seguridad.
Algunos consideran que este fenómeno es un intento de huida para evitar las detenciones masivas en El Salvador, mientras que otros advierten que podría tratarse de una estrategia de expansión de las pandillas.
Sea cual sea el caso, para Carmen López, especialista en crimen organizado, estos ingresos tienen consecuencias graves para Guatemala.
“Los pandilleros no solo buscan refugio. Una vez que se instalan, existe el riesgo de que comiencen a operar en territorio guatemalteco, lo que podría generar un aumento en delitos como extorsión y homicidios en las áreas donde se asientan”, indicó a Expediente Público.
Por su parte, Héctor Morales, experto en seguridad regional, señaló a Expediente Público que las capturas en Guatemala representan un avance, pero advierte que el problema es más complejo.
“Detener a pandilleros es solo una parte de la solución. Las autoridades guatemaltecas necesitan investigar si estos grupos ya están formando redes delictivas en el país o si simplemente están huyendo de El Salvador. Sin una estrategia integral, podríamos estar ante una bomba de tiempo”, precisó.
Alfredo Castillo, en cambio, enfatizó a Expediente Público que este desplazamiento de pandilleros es una oportunidad para fortalecer la cooperación regional.
“Los países de Centroamérica deben trabajar juntos para enfrentar el fenómeno de las pandillas, porque no es exclusivo de un solo país. Si Guatemala y El Salvador no coordinan esfuerzos, las pandillas seguirán aprovechando las debilidades institucionales de la región”, afirmó.
Guatemala coordina con El Salvador
El Ministerio de Gobernación de Guatemala, por medio de su portavoz, Edwin Monroy, aseguró a Expediente Público que está trabajando de cerca con las autoridades salvadoreñas para combatir la presencia de pandilleros en territorio guatemalteco.
“Sí hemos detectado un aumento de miembros de pandillas provenientes de El Salvador, pero eso solo demuestra la efectividad de nuestro trabajo y la colaboración bilateral”, explicó Monroy.
Además, aseguró que los operativos se han intensificado en puntos clave de la frontera para prevenir el ingreso de más pandilleros.
En uno de los comunicados más recientes, Gobernación destacó que muchos de los capturados tienen antecedentes penales y órdenes de captura internacional, lo que evidencia la necesidad de reforzar los controles migratorios y las acciones de inteligencia.
El impacto de las pandillas en las comunidades locales
La presencia de pandilleros salvadoreños también genera preocupación en las comunidades guatemaltecas cercanas a la frontera.
Líderes locales han expresado su temor de que estos grupos puedan comenzar a operar en sus áreas, afectando la seguridad y la economía.
“Nos preocupa que puedan traer la violencia que ya hemos visto en otros países. Queremos que las autoridades actúen rápido y no permitan que estos delincuentes se queden aquí”, comentó a Expediente Público un líder comunitario de San Marcos, que prefirió mantener el anonimato.
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Cooperación regional, el desafío pendiente
La llegada de pandilleros salvadoreños a Guatemala también pone de manifiesto la necesidad de una estrategia regional para combatir el fenómeno de las pandillas.
Aunque los gobiernos de Guatemala y El Salvador han intensificado su cooperación en temas de seguridad, los analistas coinciden en que los esfuerzos deben ampliarse para incluir a otros países de la región.
“La problemática de las pandillas no es exclusiva de El Salvador o Guatemala. Países como Honduras y México también están siendo afectados por este fenómeno”, expresó la especialista Carmen López.
“Es hora de que Centroamérica aborde este problema de manera conjunta, con un enfoque en la prevención, la inteligencia y la cooperación policial”, agregó.
Un problema en evolución
Las autoridades deben enfrentar el reto de prevenir que estos grupos establezcan redes delictivas en el país, al tiempo que trabajan en una estrategia a largo plazo para garantizar la seguridad de sus ciudadanos, mencionó Castillo.
El traslado de la violencia pandillera hacia Guatemala plantea una pregunta urgente para la región: ¿cómo enfrentar un problema que no respeta fronteras?
La respuesta, según los expertos, radica en la cooperación internacional y el fortalecimiento de las instituciones de seguridad y justicia. Solo así se podrá contener esta amenaza que afecta no solo a Guatemala, sino a toda Centroamérica, concluyó López.