¿Por qué Guatemala no puede reducir su tasa de desnutrición infantil?

¿Por qué Guatemala no puede reducir su tasa de desnutrición infantil?

* En Guatemala uno de cada dos niños padece desnutrición crónica, una de las tasas más altas del mundo.

** Más de mil millones dólares anuales del presupuesto para el combate de la desnutrición no tienen efecto.

*** Expertos ven desorganización, falta de estrategia en las políticas estatales para combatir la desnutrición, que es un reflejo de las desigualdades estructurales del país.


Marysabel Aldana / Expediente Público

Guatemala mantiene la tasa más alta de la desnutrición infantil de América Latina, con el 49%, según el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS).

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) reportó que el 43.5% de niños guatemaltecos menores de cinco años sufrían desnutrición crónica en 2022, una de las tasas más altas globales.

Esta crisis golpea aún más fuerte en áreas rurales y comunidades indígenas, donde la tasa de desnutrición supera el 70%, lo que evidencia la falta de acceso a servicios básicos de tanto de alimentación, como salud y educación, dijo a Expediente Público el médico nutricionista, Enrique Ríos.

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Impacto devastador en el desarrollo infantil en Guatemala

El impacto de la desnutrición infantil va más allá de problemas inmediatos de salud: compromete el crecimiento físico, afecta el desarrollo cognitivo y limita las oportunidades futuras de los niños.  

Estudios indican que los menores con desnutrición crónica son más propensos a enfrentar problemas de salud a lo largo de su vida, además de enfrentar limitaciones en el ámbito educativo y laboral.

“La desnutrición en la niñez es un obstáculo no solo para el individuo, sino también para el desarrollo social y económico de Guatemala”, dijo a Expediente Público el nutriólogo social Jorge Pérez.

Combate poco efectivo contra la desnutrición

El Congreso aprobó un presupuesto de Q10 mil 694 millones para el 2023, aproximadamente US$ 1,226.75 millones, que se repitió en 2024.

Para 2025, el Gobierno Central está solicitando un presupuesto de Q14 mil millones, aproximadamente US$1,750 millones, distribuido entre 17 instituciones vinculadas al Plan Operativo Anual de Seguridad Alimentaria y Nutricional (POASAN).

Estas entidades trabajan en diferentes frentes para abordar la desnutrición infantil, desde programas de asistencia alimentaria hasta campañas de sensibilización y educación en comunidades rurales.

Sin embargo, pese a estos esfuerzos, los resultados no han sido suficientes para detener la crisis, a criterio de Gilmer Fuentes, pediatra y especialista en nutrición, en entrevista con Expediente Público.

“Las instituciones están haciendo un esfuerzo significativo, pero la magnitud del problema requiere una mayor coordinación y una evaluación constante de la efectividad de las estrategias implementadas”, señala la economista de desarrollo Claudia Rodríguez.

 “Pero si no se logra un cambio estructural en las comunidades más afectadas, será difícil ver una disminución significativa en los próximos años”, añade.

¿Por qué Guatemala no puede reducir su tasa de desnutrición infantil?

Aumento de casos de desnutrición en 2024

A pesar de los esfuerzos, la situación parece empeorar.

En el 2024, los casos de desnutrición aguda aumentaron en 528 con respecto al año anterior, afectando mayormente a niños de entre 12 y 24 meses.

Entre los departamentos más afectados destacan Huehuetenango, Quiché, Totonicapán, Chimaltenango, Petén, Escuintla y Retalhuleu, zonas caracterizadas por altos índices de pobreza y acceso limitado a servicios de salud y educación.

Entre 2020 y 2023, se registraron más de 75,000 casos de desnutrición aguda en el país, y el MSPAS reporta actualmente que uno de cada dos niños sufre este mal.

La desnutrición aguda implica rápida pérdida de peso por hambre o enfermedad; la crónica resulta de desequilibrios nutricionales prolongados en el tiempo.

Los especialistas destacan que el aumento alerta sobre la urgencia de reforzar políticas públicas y programas enfocados en reducir esta problemática de salud.

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Desigualdad y falta de recursos

La desnutrición en Guatemala es una problemática ligada a la desigualdad social y económica.

Según el sociólogo Mario Guzmán, en entrevista a Expediente Público, “la crisis de desnutrición infantil no puede verse solo como un tema de alimentación, sino como un síntoma de una desigualdad estructural que afecta a toda la población rural e indígena”.

Para Guzmán, “la clave está en abordar la pobreza de manera integral, promoviendo políticas de acceso a salud, educación y empleo en las comunidades más vulnerables”.

Un mal histórico que se perpetúa

A pesar de ser un problema de salud pública histórico, la desnutrición en Guatemala ha mostrado una resistencia inusual a los programas y políticas destinados a reducirla.

En áreas rurales e indígenas, donde el problema es más crítico, la tasa de desnutrición crónica supera el 70%, una cifra que ha cambiado poco en las últimas décadas.

Según Claudia Rivera, investigadora en salud pública, insiste también que “la desnutrición en Guatemala no se debe a la falta de conocimiento sobre el problema, sino a factores estructurales y a una combinación de políticas insuficientes y desigualdades profundas”.

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Causas de la perpetuación de la desnutrición

Rivera menciona que la desigualdad social y económica es el principal factor que impide reducir la desnutrición.

Las comunidades más afectadas suelen ser rurales e indígenas, donde la pobreza y la falta de acceso a servicios básicos están ampliamente extendidos, dijo.

Estas comunidades enfrentan barreras estructurales para acceder a alimentos de calidad, atención médica y educación.

Según Mario Guzmán, sociólogo especializado en desarrollo rural, “la pobreza y la falta de acceso a recursos perpetúan un ciclo de desnutrición, ya que las familias carecen de medios para asegurar una alimentación adecuada para sus hijos”.

Otro de los grandes problemas es la asignación de recursos, aunque Guatemala destina un presupuesto anual para combatir la desnutrición, con Q10 mil 694 millones distribuidos entre 17 instituciones, el impacto ha sido limitado.

Los expertos señalan que la falta de coordinación y el enfoque fragmentado entre las instituciones dificultan la implementación de programas efectivos.

“El presupuesto existe, pero está disperso y no se aplican estrategias unificadas en las comunidades más afectadas”, comenta Jorge Pérez, analista en políticas sociales.

En América Latina, Guatemala es el país con menor avance en la reducción de la desnutrición infantil.

En comparación, Perú que tenía los mismos indicadores que Guatemala hace 50 años, de 50% y hasta 60% de desnutrición infantil, ahora tiene una tasa de 10.1%, según Unicef.

Comunidades rurales olvidadas

La desatención al campo es de los grandes problemas, la mayoría de los casos de desnutrición se concentran en departamentos rurales como Huehuetenango, Quiché, Totonicapán, Chimaltenango y Petén.

Estos lugares enfrentan dificultades adicionales debido a la infraestructura limitada, falta de personal de salud y servicios de educación que no llegan a toda la población.

Los expertos destacan que estas zonas son prioritarias, pero los recursos asignados no siempre son suficientes o bien administrados para enfrentar la magnitud del problema.

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Un ciclo sin fin

La crisis también afecta al país a nivel macroeconómico: un alto porcentaje de la población con problemas de salud y bajo rendimiento laboral impacta la productividad y limita el crecimiento económico.

Según los especialistas, reducir la desnutrición no es solo un asunto de justicia social, sino también de desarrollo económico y sostenibilidad a largo plazo para Guatemala.

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Gobierno sin respuestas claras

Frente a los crecientes cuestionamientos sobre la falta de avances en la lucha contra la desnutrición infantil en Guatemala, el actual gobierno de Bernardo Arévalo se abstuvo de emitir una respuesta.

Se buscó en varias ocasiones al ministro de Salud Joaquín Barnoya, pero su equipo de comunicación mencionó que estaba en reuniones y que era imposible la respuesta.

A pesar de los alarmantes niveles de desnutrición crónica que afectan a casi la mitad de los niños menores de cinco años, no se presentó una declaración oficial por parte del equipo de comunicación del Ministerio de Salud, para conocer la política oficial en este sentido.

Recortan presupuesto contra la desnutrición

Sin embargo, se reveló que el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) tomó la decisión de restar Q339 millones de quetzales (unos 43.9 millones de dólares) de los fondos asignados a los programas contra la desnutrición. 

Estos recursos, destinados originalmente a combatir esta crisis, fueron redirigidos hacia otras áreas, incluyendo la construcción de centros de salud, el pago de nómina y la cobertura de gastos administrativos.

Esta redistribución de fondos ha generado críticas entre organizaciones y defensores de la niñez, quienes señalan que, si bien mejorar la infraestructura de salud es crucial, la reducción de fondos para combatir la desnutrición afecta directamente a la población más vulnerable.

“Esta medida podría contradecir el objetivo de reducir la tasa de desnutrición crónica en el país, especialmente en un contexto donde las necesidades de alimentación y atención a la niñez son urgentes”, mencionó Pérez.

La reorientación de los recursos del MSPAS pone en evidencia los desafíos de priorización presupuestaria que enfrenta el gobierno en el contexto de múltiples demandas en salud pública.

Para algunos analistas, este tipo de ajustes refleja una estrategia que no está alineada con la gravedad de la crisis de desnutrición, que sigue afectando de forma desproporcionada a comunidades rurales e indígenas en Guatemala.

“La desnutrición infantil en Guatemala sigue siendo una crisis sin resolver, pese a las décadas de esfuerzos. Combatirla exige más que simples políticas: se requiere una voluntad política firme, transparencia en el uso de recursos, y, sobre todo, un enfoque que aborde las desigualdades de raíz”, comentó Guzmán.