Desterrado Marcos Sánchez: "No callarán mi voz contra las injusticias de mi Nicaragua"

Desterrado Marcos Sánchez: “No callarán mi voz contra las injusticias de mi Nicaragua”

* Marcos Sánchez Hidalgo pasó 15 meses encarcelado en la prisión de La Modelo por alzar la voz contra los abusos del régimen en Nicaragua.

** Expediente Público entrevistó a Sánchez, uno de los 135 excarcelados opositores desterrados a Guatemala.


Eric Lemus / Expediente Público
Cobertura Especial

Cuando Marcos Sánchez Hidalgo habla del fin de su encarcelamiento en La Modelo, la principal cárcel del régimen, habla de los 15 meses que vivió como preso político por “alzar la voz contra la injusticias cometidas en Nicaragua”.

En junio de 2024, el Grupo de Secuestrados Políticos Unidos (GSPU) alertó sobre el grave deterioro de su salud, luego de que Sánchez Hidalgo sufriera dos derrames cerebrales: el primero el 24 de mayo y el segundo el 5 de junio.

Ahora, tras recuperar su libertad y ser uno de los 135 presos de conciencia que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo desterró el 5 de septiembre a Guatemala, Sánchez Hidalgo, quien trabajaba como obrero en la construcción y camarero, está intentando reconstruir su vida.

Marcos Sánchez: espero en Dios volver a Nicaragua

“Atrás dejo mi tierra porque no me la pude traer y el dolor que sufrió mi familia, mis hermanos, mis hijos», dice este hombre de 48 años a Expediente Público.

La entrevista es en el lobby de uno de los hoteles en Guatemala donde albergaron a los 135 desterrados opositores. Sánchez no sabe hasta cuándo los mantendrán ahí.

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«Sueño que algún día podré volverlos a abrazar (a su familia) y decirles a ellos y a mi Nicaragua: Aquí estoy de nuevo», dice con ojos enrojecidos. “Espero en Dios que pueda volver a mi tierra”.

Marcos fue capturado el lunes 12 de junio de 2023, cuando la policía rodeó su casa en el barrio San Judas, en la capital Managua. Hasta entonces su familia supo que era perseguido por el régimen.

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“Cuando me avisaron que la guardia me andaba buscando, que habían ocupado mi casa y quedé como esos ratones en jaula, sin ninguna forma de poder escapar. Desde ese día sentí que mi vida abandonaba mi cuerpo y sentí que moría”, recuerda.

Después de meses de negociaciones con la dictadura de Nicaragua, Estados Unidos consiguió la liberación de los 135 prisioneros. Este grupo se suma a los 222 presos políticos que fueron desterrados en febrero de 2023, convirtiéndose en el segundo grupo de excarcelados.

El destierro del 5 de septiembre

Antes de la liberación de 135 opositores, a la prisión de La Modelo llegó el jefe del penal comisionado Marcos Téllez a las cinco de la tarde «dando gritos» y ordenando que todos se bañaran en cinco minutos.

“¡No pregunten nada y quien lo haga va directo a las celdas de castigo!”, recuerda Sánchez que vociferó el comisionado Téllez.

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Una vez todos se asearon, los llamaron para el recuento, que es una técnica que utilizaron los carceleros para confirmar que no falta ningún detenido. Pero también fue usado con el objetivo de confundir a los reos haciéndoles creer que los iban a dejar en libertad.

“Esos ‘recuentos’ en las noches, en las madrugadas, nos hicieron tanto daño en nuestras mentes porque nos crearon la ilusión de algo que no venía. Ese día (el 5 de septiembre) muchos pensaron que podía ser igual”, dice Sánchez.

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Mantener la fe

Sin embargo, Sánchez Hidalgo relata que al escuchar la voz altisonante del comisionado Téllez tuvo la certeza de que su fe y clamor a Dios había sido escuchado, más allá de todos los meses de encierro.

«Al dar esa orden de baño urgente yo dije: hoy es el día de nuestra libertad y es cuando actúa el Señor”, solloza mientras contiene la respiración.

Atrás quedan esos días y noches de angustia bajo el terror de los carceleros de Ortega-Murillo que no vacilaron en humillar y quebrar a los presos de conciencia.

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Sánchez recuerda que los custodios «corrían de un lado para otro en un hermetismo tremendo, mientras nosotros estábamos ahí en el patio de pie, sudando nerviosos, desconcertados, ansiosos, hasta que a las diez de la noche nos entregaron ropa para que nos cambiáramos”.

“¡No se ensucien! ¡Quien se ensucie va directo a las 300 y va a perder!”, les advirtieron. La 300 es el nombre como es llamada la celda de castigo.

“Cuando escuché esa advertencia: ‘va a perder’, me confirmó lo que mi fe me decía: esta vez sí vamos libres”, recrea Sánchez Hidalgo.

Mantendrá la lucha por Nicaragua

Alrededor de la una de la madrugada llegó el primer contacto con los diplomáticos del Gobierno de Estados Unidos que informaron las condiciones de la excarcelación. Les informaron que podían salir de la prisión a cambio de abandonar Nicaragua.

“Por la gracia de Dios ahora estamos libres sintiendo ese aire de libertad y mi futuro los pongo en sus manos guiando esa barca en aguas mansas», evoca.

Marcos Sánchez Hidalgo promete seguir luchando por la democracia en Nicaragua, mucho más ahora que recuperó su libertad. «Siempre alzando mi voz porque no me la callaron, ni nunca me la callarán cuando se trate de pelear contra las injusticias y defender los derechos humanos”, dice al tiempo que contiene la respiración.

“No me callarán dentro y fuera de mi país”, repite.