Los Instituto Confucio, coartada para la propaganda y el espionaje chino

Los institutos Confucio, coartada para la propaganda y el espionaje chino

* Marcos Falcone, experto argentino señala los alcances de los institutos Confucio como un instrumento del Partido Comunista Chino para la propaganda, el espionaje, el expansionismo cultural y la narrativa favorable al comunismo. 

* * Estados Unidos ha señalado a estos centros como “misión extranjera del Partido Comunista chino”. 


  Expediente Público

La República Popular China utiliza los institutos Confucio -una red de centros de estudio de la lengua y la cultura china- para la propaganda autoritaria de su régimen y como un medio para incrementar su influencia en las élites académicas de América Latina, así lo advierte el académico Marcos Falcone en una entrevista con Expediente Público

“Los institutos Confucio cumplen una función propagandística en el caso de Pekín”, sentencia Falcone, autor de un estudio sobre estos centros publicado por la Red Liberal de América Latina (Relial) en el libro China en América Latina; la otra cara de la moneda.

Según Falcone, cuando empezó su investigación «El Instituto Confucio en América Latina: un caso de propaganda autoritaria implícita», la hipótesis era que estos centros eran una operación de “propaganda autoritaria” por parte del Partido Comunista Chino, aunque en el sentido de “ser más lo que no se dice, que lo que se dice”.

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Lavar la cara al autoritarismo

Falcone explica que en este caso son las ausencias, lo que importa más que las presencias y “esto lo vemos en el sentido de los temas que se tratan en el Instituto Confucio”. 

El académico, licenciado en Ciencia Política y Gobierno por la Universidad Torcuato di Tella y Master of Arts in the Social Sciences por la University of Chicago, explica que en los Institutos Confucio se dan cursos sobre lengua china, pero también sobre cultura china, se habla de una gama de temas muy variada que va desde las artes marciales hasta la jardinería, pasando por la historia.

“Pero no incluye ningún tema de política contemporánea. Por ejemplo, el Instituto Confucio es un lugar donde no se habla de Taiwán. Taiwán no existe, solamente se enseñan los caracteres que se comprenden en la China continental, pero no en Taiwán”, indica Falcone.

Tampoco se habla de las minorías étnicas que tiene China en su país o de las violaciones a los derechos humanos que sufre la comunidad Uigur. 

Mentir a favor de China

“Entonces lo importante para el Instituto Confucio termina siendo dar una imagen de China al mundo donde se omite todo lo que puede generar un problema”, explica Falcone. 

Los institutos Confucio tienen su sede en la capital china y están regido desde 2020 por la estatal Fundación de Educación Internacional China. 

“El Instituto Confucio no se presenta a sí mismo como una entidad gubernamental, pero eso es en definitiva, porque todos (sus maestros) vienen desde el Ministerio de Educación y entonces de esa manera que logran retener el control pese a hacer alianzas con los socios locales que le lavan la cara a China”, asegura Falcone. 

Estados Unidos ha señalado a los institutos Confucio de propagar una imagen politizada y sesgada de China como un medio para promover su influencia en el mundo. 

En 2020, Estados Unidos impuso la norma de que el Instituto Confucio se registre “como una misión extranjera del Partido Comunista chino”, alegando que sus cursos de lengua china son parte de una campaña de influencia y propaganda en esta nación norteamericana. 

El entonces secretario de Estado, Mike Pompeo, presentó en un comunicado al Centro Estadounidense del Instituto Confucio en Washington como “una entidad que promueve la propaganda global de Beijing y una maligna campaña de influencia en los recintos universitarios y las escuelas primarias de Estados Unidos”. 

Pompeo dijo que los chinos se aprovechan de la sociedad abierta estadounidense. 

Señalamientos de espionaje 

Pero además de ser parte de una estrategia de propaganda del Partido Comunista Chino, los Institutos Confucio tienen serios señalamientos de participar en actividades de espionaje, tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea. 

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“Hay denuncias que están más o menos sustanciadas, según el caso, que ha habido en Estados Unidos y Europa, de espionaje por parte del Instituto Confucio”, señala Falcone. 


El académico explica que “hay denuncias por supuestos funcionarios que China envía del Instituto Confucio, que hacen acciones de espionaje” 

Falcone considera que “los institutos Confucio presentan una estructura de control, digamos dual, donde hay ´una pata´ (amigo influyente), una dirección local que es la que da la cara frente a la comunidad donde se instala, y después están los profesores que vienen de China directamente, que los manda el Gobierno chino”. 

Esto ha hecho que los gobiernos extranjeros tomen conciencia de lo que implica tener este centro en el país. 

¿Cómo usan a los institutos Confucio?

“El Instituto Confucio en este momento tiene una expansión bastante importante en América Latina y en el mundo. Estamos hablando de que hay que tienen más de uno, incluso países donde hay decenas en universidades y es a partir de ahí donde ellos empiezan a hacer contactos con la comunidad, más que nada universitaria”, señala Falcone. 

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Pero en Estados Unidos, el Instituto Confucio no ha sido prohibido, porque como se instala en universidades y esas universidades reciben muchas veces fondos federales del Gobierno de los Estados Unidos, Washington ha dicho que estos centros son una amenaza a su seguridad nacional. 

“Entonces cualquier universidad que tenga uno, no va a poder recibir dinero del Gobierno federal. Y entonces en ese sentido, en los últimos cinco años el número de institutos en los Estados Unidos ha bajado dramáticamente”, indica Falcone.

Expansionismo cultural 

Falcone sostiene que “los institutos Confucio son muy importantes porque son una pieza clave de la política cultural expansionista China”. 

“Son institutos formales que tienen una presencia visible en cada lugar en el que se instala y son para muchas personas la puerta de entrada a la propia cultura China”, advierte el experto argentino. 

Al haber escasa información sobre la cultura China en América Latina, China “hace que mucha gente que está interesada o potencialmente interesada tenga su primer contacto con este órgano del Partido Comunista chino y entonces después también contribuya a replicar lo que este quiere que se diga”, señala Falcone.

Además, el experto señala que “para las élites académicas es algo bueno que lleguen estos centros, en el sentido de que da oportunidades de establecer relaciones con China que no solamente hace política cultural a través del Instituto Confucio, sino también a través de becas, por ejemplo, o invitaciones para académicos para estudiantes para que visiten China”. 

De esa manera China adopta personas que cuando vuelven a sus países “replican lo que el Partido Comunista chino está buscando que digan”, señala el académico. 

Falcone advierte que los Instituto Confucio son distintos a sus pares occidentales como el Instituto Goethe de Alemania, la sociedad Dante Alighieri de Italia o el Instituto Cervantes de España. 

“Cualquiera que haya sido parte de uno de esos institutos o del Instituto Cervantes español, sabe que no hay problemas de discusión, no hay problemas de temas que no se hablen como sí existe en el Instituto Confucio”, señala Falcone.