*Además de JOH, el mafioso Devis Rivera Maradiaga señala al expresidente Lobo y los exdiputados Óscar Nájera y Reynaldo Ekónomo como parte de su amplia lista de sobornos.
Expediente Público
Cobertura Especial / Tegucigalpa y Nueva York
El séptimo día de audiencias contra el expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, la sala del tribunal del Distrito Sur de Nueva York se sumergió en un silencio tenso, ante las palabras de uno de los hombres más temidos y sanguinarios de Honduras, Devis Leonel Rivera Maradiaga, alias “El Cachiro”.
Rivera Maradiaga, vestido con el uniforme caqui de prisión, tomó asiento como testigo, listo para desvelar los horrores cometidos bajo su mando en el cartel de Los Cachiros.
Su testimonio revela una escalofriante lista de crímenes: 78 asesinatos, torturas y el tráfico de entre 130 y 150 toneladas de cocaína hacia los Estados Unidos.
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No hay remordimiento en sus palabras. Incluso cuando dice estar arrepentido lo hace con ironía, señalando como responsables de sus crímenes a los políticos y militares que aceptaron su dinero y a cambio le permitieron montar su estructura criminal.
Y a los que no aceptaron su dinero los mató, el viejo mantra de los criminales de plata o plomo.
Lo que hace que este juicio resuene, más allá de las atrocidades criminales del Cachiro, es la implicación directa de figuras políticas de alto rango en Honduras, incluido el propio expresidente Hernández.
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El Cachiro detalla cómo su organización sobornó a una amplia gama de protectores: políticos, militares, policías, jueces, fiscales y alcaldes, asegurando así la impunidad de sus operaciones.
Específicamente, revela un soborno a Hernández, de 250,000 dólares en 2012, a través Hilda Hernández, hermana del expresidente, buscando protección y contratos gubernamentales para el cartel.
Pero también señala a Pepe Lobo, a quien dice haber sobornado con 600,000 mil dólares; al exdiputado Óscar Nájera; al exdiputado Reynaldo Ekónomo, a quién describió además como “un narcotraficante, un político y un aliado de JOH”.
Ekónomo participó en actividades ilícitas y tiene conexión con los altos niveles del poder político en Honduras, reveló el narcotraficante convicto.
Ekónomo negó rotundamente estas acusaciones a la prensa hondureña, que lo abordó el 28 de febrero, defendiendo su inocencia y sugiriendo la aplicación de un polígrafo para validar la veracidad de los testimonios presentados contra Rivera.
Defensa cuestiona credibilidad
La defensa de Hernández intenta desacreditar el testimonio de Rivera Maradiaga, buscando las inconsistencias y desvelando ante el jurado la magnitud de sus crímenes.
Busca construir un contraste entre el acusado y el testigo, que al final el jurado deverá decidir si le convence. Mientras que en Honduras, la reacción es mixta, con algunos cuestionando la credibilidad de El Cachiro y otros demandando justicia y un cambio profundo en el sistema político.
Este juicio no solo está determinando la culpabilidad de Hernández, sino que también pone de manifiesto la profunda interconexión entre el narcotráfico y la política en Honduras.
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La evidencia presentada refleja un patrón de corrupción que ha permitido que el narcotráfico florezca, desafiando los esfuerzos por establecer la ley y el orden.
