* Expediente Público entrevistó a cuatro opositores de Nicaragua en el exilio quienes relatan cómo se entrelaza el activismo con la supervivencia.
Expediente Público
Han pasado seis años desde las protestas de 2018 y un año desde que los principales líderes de la oposición fueron liberados de la cárcel en Nicaragua. A pesar de ello, hasta la fecha, no ha surgido una organización política en el exilio capaz de unir a los nicaragüenses fuera del país y ganar la confianza de aquellos que viven bajo el régimen de los Ortega Murillo.
Expediente Público conversó con Medardo Mairena, Samantha Jirón, Alex Hernández y Róger Reyes, quienes fueron desterrados en el vuelo de los 222 del 9 de febrero de 2023, acerca de la falta de coordinación y el futuro de la oposición fuera de Nicaragua.
Mairena afirmó que el movimiento campesino no ha desaparecido, pero se encuentra disperso en Estados Unidos y Costa Rica. Además, han establecido una directiva en Suecia.
“Estamos recuperando esa energía a través de la organización”, declaró el líder campesino.
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Sin embargo, las expectativas respecto a los 222 eran considerablemente altas en cuanto a su potencial para influir en la dinámica política de la oposición.
“Las realidades de la vida nos obligan a buscar el sustento diario. Debemos recordar que todos nosotros llegamos con pocas posesiones”, mencionó Alex Hernández, activista opositor desterrado.
“Además, con tantas decepciones que hemos causado como organización, y me incluyo en ello, hemos desmotivado a la gente para seguir luchando”, confesó Hernández.
No todo es mediático
“Que el trabajo no sea visibilizado no significa que no estemos trabajando. Ahora, debemos seguir construyendo un enfoque común. “Puedo afirmar que la oposición tiene futuro”, dice Samantha Jirón, una de las líderes universitarias desterradas.
“El panorama político de Nicaragua es muy cambiante, lo que significa que cualquier cosa puede suceder y esto, naturalmente, influye en todos los escenarios y acciones que la oposición pueda emprender. Aunque hay numerosos esfuerzos de organización, también debemos reconocer los errores que estamos cometiendo y que nos están pasando factura”, admite.
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Por su parte, Róger Reyes, abogado nicaragüense desnacionalizado, señala que en la oposición en el exilio se vislumbran diversos caminos, pero destaca la importancia de no abandonar el activismo a nivel personal.
“Me impongo la prohibición de dar la espalda a esta lucha”, afirma. “No puedo simplemente pasar la página, porque no soy el único que está sufriendo y atravesando esta situación, sino que hay muchas otras personas más”.
Diferencias con Monteverde
Desde 2022, el Grupo Monteverde ha sido considerado como uno de los posibles coordinadores de la oposición, sin embargo, Alex Hernández, una de las figuras más recientes en abandonar este proceso, señala una perspectiva diferente.
Hernández, quien fue parte de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), expresó a Expediente Público que observa un enfoque político que ya resulta familiar para todos y que no conduce a ningún lado. “Se trata de repetir ejercicios y experimentos que ya hemos probado”, mencionó.
Él critica la tendencia a enfocarse en equilibrar fuerzas entre diferentes actores, la falta de una competencia saludable entre ellos, así como la proliferación de organizaciones con nombres y estructuras, pero con poca presencia real en el terreno.
“No existe confianza, solo prejuicios, y no se están proponiendo ideas nuevas”, lamentó el opositor.
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¿Construir tejido político interno en Nicaragua?
Jirón describe cómo el régimen se ha vuelto cada vez más hábil en reprimir y torturar a medida que detiene a nuevos grupos de presos políticos.
“Pensamos que, tras la liberación de 222 presos, las detenciones podrían disminuir. “Con el reciente ataque a la Iglesia Católica, queda claro que estas detenciones continúan, sin importar la presión internacional, sin importar los llamamientos del Papa, y aunque el régimen está cada vez más aislado de la comunidad internacional”, precisó.
En cuanto a las mujeres en La Esperanza, Jirón señaló que están sujetas a más restricciones que las liberadas anteriormente, e incluso están sufriendo mucho más.
“Cuando nos liberaron, habían pasado 15 días desde la construcción de una nueva cárcel con celdas de máxima seguridad, aisladas. Muchas de las presas políticas recientes están encerradas en estas celdas extremadamente pequeñas, expuestas al sol durante el día y al frío por la noche”, explicó.
“Además, les han retirado los paquetes y han reducido las visitas de una hora y media a solo media hora. Durante estas visitas, están siendo vigiladas por cámaras de seguridad y custodios que registran, toman fotos y toman notas de todo lo que se habla con la familia”, agregó.
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¿Puede lograrse la unidad?
Mairena señaló que lo que nos une es la presencia del régimen. Sin embargo, si no “aparecemos todos juntos en la foto, entonces creen que estamos divididos”.
Hernández explicó que a nadie le beneficia que alguna organización o plataforma política no funcione. “Sin embargo, estas no están conectando con la gente ni ofreciendo alternativas reales”.
Alex Hernández dice que actualmente no hay una alternativa al régimen ni se espera una en el corto plazo, mientras las organizaciones que pretenden ser coaliciones no se detengan en el camino”.
Argumentó que algunas figuras clave en la oposición no han comprendido que las ideologías no son relevantes en este contexto actual.
Por su parte, Reyes aseguró que los desterrados del vuelo del 9 de febrero de 2023, así como los 94 desnacionalizados en este contexto, y aquellos en el exilio, mantienen la comunicación”.
Cuestión de estrategia
Hernández considera que el exilio necesita establecer algún tipo de red territorial y programas de “escucha social” para comprender las verdaderas necesidades de la gente y evaluar si se están satisfaciendo”.
“Sin embargo, se está dedicando demasiado tiempo a creer que la oposición se limita a nombres, logos y siglas, cuando en realidad cualquier ciudadano nicaragüense” que busque un cambio en régimen de Ortega es parte.
Mairena sostiene que es necesario cambiar la estrategia porque las implementadas en 2018 y 2021 fallaron. “No podemos seguir con lo mismo”, afirma.
“Tampoco podemos revelar nuestros planes al enemigo, ya que esto nos ha perjudicado en el pasado”, recordó el expreso político.
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Expectativa versus realidad
Medardo Mairena aseguró que, aunque parecen “mínimas” las acciones de los opositores en el exilio, estas son un importante aporte.
“Desde el Movimiento Campesino hemos trabajado en nuestra estructuración y organización, además de impulsar diversas acciones”, destacó.
Mairena recordó que enviaron una petición a las Naciones Unidas contra el financiamiento para el proyecto bioclimático, que finalmente se detuvo.
“Todos somos conscientes de que, en Nicaragua, los encargados supuestos de la conservación de los recursos naturales son las fuerzas armadas, las cuales están implicadas en la violencia contra los indígenas, afrodescendientes y campesinos”, declaró.
Por otro lado, en Nicaragua no existe una oposición real, ya que el régimen ha creado un sistema que ha eliminado el pluralismo social y político.
“Legalmente, no existe la posibilidad de tener un sistema competitivo a través de partidos políticos”, recordó Manuel Orozco en una entrevista a Expediente Público.
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Orozco recomienda que la estrategia de resistencia política se enfoque en desmoralizar al régimen, establecer vínculos con la disidencia sincera que busca escapar de la dictadura, y aumentar la presión internacional”.
Según el abogado Róger Reyes, existen diversas formas de continuar la lucha por el país. “No podemos quedarnos parados, callados, ni olvidar a las más de 300 personas que fueron asesinadas, a quienes actualmente están encarcelados por el régimen de Ortega, y a los miles y miles que están en el exilio”.
Para Jirón se ha avanzado en que “nuestras alianzas políticas son más efectivas en este momento”, pero identifican “la necesidad de crear grupos de trabajo orientados hacia la comunidad internacional”.
Jirón enfatiza: “Siempre hay esperanza, pero no podemos arriesgar la seguridad de quienes permanecen en Nicaragua. No podemos promover la detención de más presos políticos”.
Activismo en condiciones de subsistencia
Los desterrados enfrentan desafíos en su proceso de integración en el exilio, así como situaciones de desintegración familiar.
Jirón compartió con Expediente Público que muchos de los miembros del Grupo de los 222 se han dedicado a buscar estabilidad económica.
“No se puede subsistir exclusivamente de la defensa de los derechos humanos y del activismo en Estados Unidos, eso es prácticamente imposible”, afirmó.
Otros optan por mantener un perfil bajo, especialmente aquellos cuyas familias aún residen en Nicaragua, y algunos han decidido no tomar más medidas.
Por su parte, Medardo Mairena explicó que recientemente se ha comprometido a mantener sus esfuerzos después de la condena a 10 años de cárcel impuesta a cuatro campesinos de Río San Juan.
“A veces, cuando tengo que realizar gestiones a nivel internacional, me consume hasta una semana de trabajo. Aunque de alguna manera agradezco el apoyo de la diáspora, también ha impactado en mis ingresos. No voy a recibir el mismo salario este mes, pero debo seguir pagando los mismos gastos de agua, alquiler, luz, gas y los impuestos. Es un costo muy alto que se paga para continuar con el activismo”, aseguró.
Alex Hernández explicó que debe sacrificar horas de sueño, pero considera que hacer política es un privilegio. “No recibimos salario ni hemos obtenido beneficios por todo el tiempo dedicado, pero sin sentir ningún remordimiento, buscamos formas de contribuir a este proceso que lamentablemente todos sentimos que durará mucho tiempo más”, concluyó.