Sin importar las violaciones a los derechos humanos, crímenes, asesinatos y la crisis política en general, de Francisco López Centeno, el tesorero del Frente Sandinista mejor conocido como Chico López, continúa enriqueciéndose ilegalmente a través de empresas como Matecsa, Tecnosa o TESA, en cuyo metódico engranaje impera la corrupción, los juegos sucios, el tráfico de influencias y el nepotismo.
Pese a las sanciones internacionales impuestas directamente a Chico López desde julio de 2018, y su eventual renuncia obligatoria a altos cargos en Petronic y Eniminas, pasó a ser uno más de los 26 asesores presidenciales y sigue recibiendo fondos públicos a través de sus empresas.
En esta investigación, Expediente Público muestra con detenida documentación la trayectoria de un desconocido en la política nacional, pero que al regreso de Daniel Ortega al poder en enero de 2007, se convirtió en un millonario empresario a la vanguardia del negocio petrolero producido por la cooperación venezolana, pero también de constructoras, urbanizadoras, fábricas de adoquines y hasta empresas mineras.
