Amplios sectores señalan que el Ministerio Público de Honduras es parte de un sistema de justicia selectiva, donde políticos y empresarios poderosos históricamente se han salvado de sus acusaciones, pero también capos del crimen organizado, que habían sido “grandes señores” hasta que muchos fueron extraditados a Estados Unidos.
Esto se da en un contexto donde los diputados del Congreso Nacional de Honduras han influido en modelar el sistema de justicia penal y las consecuencias son palpables en la sociedad: impunidad, altos niveles de criminalidad y casi nulo combate a la corrupción.