*Expediente Público Verifica: régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo citó a Dios en 35 discursos entre abril y mayo, mientras prepara leyes que podrían usar contra líderes religiosos cristianos.
**Se comprueba que en la práctica los Ortega-Murillo expulsan, persiguen, acosan, ofenden, denigran a líderes católicos y cancelan organizaciones cristianas.
Expediente Público
Entre abril y mayo del año en curso el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo citaron a Dios y emitieron mensajes bíblicos y referencias cristianas en 35 discursos, mientras ejecutaron y siguen impulsando agresivas acciones legales e ilegales contra líderes religiosos y organizaciones católicas en Nicaragua.
Si bien Nicaragua no tiene una religión oficial, la Constitución Política incorpora valores cristianos en sus principios para “asegurar el amor al prójimo” y “la reconciliación entre hermanos de la familia nicaragüense”.
Sin embargo, las acciones estatales contra sectores religiosos nicaragüenses no coinciden con los principios de “reconciliación”. Veamos.
Expediente Público encontró que entre el mes de abril y hasta el 17 de mayo del 2022, la vicepresidenta Rosario Murillo, principalmente, y después Ortega, apelaron a mensajes bíblicos y referencias cristianas en sus discursos, mientras sostienen una política de persecución, acoso, ofensas, amenazas y discursos estigmatizantes contra religiosos nicaragüenses.
Con un ejercicio de análisis periodístico entre los discursos y los contrastes de las acciones, Expediente Público verificó que mientras los Ortega-Murillo apelan por un lado a mensajes que exaltan a Dios, Cristo y valores cristianos, por otro lado, cometen acciones contrarias a esos principios religiosos.
“Hermandad” y “amor” al estilo Murillo
Por ejemplo, este mensaje de Rosario Murillo del jueves 12 de mayo: “Cada día para avanzar, caminando como pueblo de Dios. Cada día fortaleciendo nuestra fe, esa hermandad, esa solidaridad que mandata Cristo Jesús, ese amor, como pueblo cristiano, como pueblo solidario”.
Los conceptos referidos a “hermandad”, “solidaridad” y “amor” pueden ser considerados falsos a la luz de acciones recientes contra miembros del clero católico nicaragüense.
Apenas dos días después de la prédica de Murillo, la policía inició una jornada de asedio que continúa hasta la fecha de publicación de este reportaje, contra el padre Harving Padilla, párroco de la iglesia católica San Juan Bautista de la ciudad de Masaya.
Miembros y patrullas de la Policía Nacional, civiles en motocicletas y casco, y fanáticos sandinistas, han cercado el templo, acosado al religioso y amenazado e intimidado a las personas que asisten al sitio a recibir los servicios religiosos católicos.
Semanas antes, en Semana Santa, el padre denunció que fue perseguido por vehículos sin placas y motorizados que les tomaban fotos y videos.
Y en 2018, cuando estalló la crisis sociopolítica que dejó más de 350 personas muertas, más de 1,000 heridos, cientos de detenidos y decenas de miles de exiliados, los medios oficialistas acusaron al padre Padilla de haber participado en la muerte de un policía durante las violentas protestas desarrolladas en Masaya.
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Buscando cárcel para sacerdotes
El 11 de mayo Murillo convocó nuevamente a Dios y exaltó principios cristianos que, según ella, su régimen aplica en sus políticas públicas.
“¡Vamos adelante! Y vamos bien, y vamos prosperando, mejorando nuestras vidas, paso a paso, con este sol que nos ilumina, y que nunca declina, con confianza en Dios, al que alabamos, al que invocamos, al que tenemos en nuestros corazones, todos los días. Confianza en Jesucristo, rey, príncipe de la paz, del amor, de la fraternidad”.
La invocación religiosa de Murillo a un Dios “del amor, de la fraternidad”, puede ser considerada falsa en contraste con las acciones pasadas y recientes de su régimen.
El Gobierno sandinista a través del control absoluto sobre la Asamblea Nacional impulsa desde abril reformas políticas dirigidas a encarcelar y condenar con severas penas a más opositores, entre ellos líderes religiosos que a criterio de la pareja presidencial de Nicaragua, cometan “crímenes de odio” y actos de “traición a la patria”.
Los Ortega-Murillo apuntan a perseguir a los religiosos y directores de organizaciones de derechos humanos, según un informe elaborado por diputados de la junta directiva del parlamento, bajo control de la pareja presidencial.
Según el documento legislativo, la Comisión de Justicia y Asuntos Jurídicos de la Asamblea Nacional busca reformar las leyes penales para aumentar las penas contra los opositores y establecer un marco jurídico para juzgar y condenar a líderes religiosos a quienes Murillo les ha declarado la guerra desde 2018.
De acuerdo al informe, consultas realizadas a “víctimas y familiares de crímenes de odio”, es decir bases sandinistas, “demandaron justicia para con los religiosos y directores de organizaciones de derechos humanos que se involucraron en la aventura golpista como dirigentes”.
“El carácter en que cometieron los delitos no fue como pastores representantes de Cristo, tampoco buscando cómo proteger y defender los derechos humanos”, dice el informe de los diputados.
Libertad de religión bajo asedio
¿Son las acciones y mensajes recientes del régimen Ortega-Murillo una nueva política dirigida contra el sector religioso?
No. Desde 2018 Ortega viene acusando a la Iglesia Católica de haber participado en lo que el régimen considera “un intento de golpe de Estado”.
Desde entonces, y hasta la fecha, los Ortega-Murillo han sostenido un discurso violento, amenazante e intimidante contra el clero y, a la vez, han emprendido acciones de todo tipo contra la institución religiosa.
Un informe internacional de Libertad Religiosa de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, señaló que en Nicaragua el derecho a la libertad religiosa se ha deteriorado de 2018 a 2021 “y la perspectiva para el futuro es sombría”.
El informe abarcó el periodo 2018-2020.
Ahí señaló que aunque el artículo 29 de la Constitución de Nicaragua afirma que “toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia, de pensamiento y de profesar o no una religión”, y por tanto “nadie puede ser objeto de medidas coercitivas que puedan menoscabar estos derechos ni ser obligada a declarar su credo, ideología o creencia”, en la práctica, estas libertades y derechos no se respetan en Nicaragua.
La fundación pontificia señaló que en la profunda crisis política “bajo la presidencia de Daniel Ortega, un pastor y su familia han sido asesinados, se ha atacado, hostigado y perseguido a miembros del clero, y se han cancelado los visados de algunos sacerdotes extranjeros”.
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La masacre del Carlos Marx
Daniel Ortega asumió la presidencia en 2007 y desde entonces se ha mantenido en el poder con elecciones cuya imparcialidad ha sido puesta en duda por la comunidad internacional.
El informe hace referencia a la masacre de la familia del barrio Carlos Marx, en Managua, en junio del 2018: “Una familia de cristianos evangélicos fueron quemados vivos dentro de su vivienda en Managua. Los vecinos indicaron que el atentado fue provocado por policías y fuerzas ‘parapoliciales’”, señaló el documento.
El informe recoge los ataques verbales oficiales contra la Iglesia Católica, el asedio a sus templos y persecución a sus miembros, el vandalismo y profanaciones contra templos y la cancelación de visados y permisos de residencia a sacerdotes extranjeros en Nicaragua.
Este informe no es el único sobre el estado de la libertad de religión en Nicaragua que señala los abusos de los Ortega-Murillo contra grupos religiosos.
En noviembre de 2021, el Departamento de Estado de Estados Unidos incluyó a Nicaragua en la “lista especial de vigilancia” debido a que el régimen de Ortega ha cometido o tolerado “graves violaciones de la libertad religiosa”.
Según Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, los ataques del régimen a la libertad religiosa “han sido evidenciados en persecución, acoso y ataques verbales a sacerdotes y obispos católicos”.
El régimen sandinista fue incluido en esa lista junto a otras organizaciones internacionales de 56 países como Afganistán, Birmania, Cuba, China, Eritrea, Irán, Pakistán, Rusia, Arabia Saudita, Tayikistán, Venezuela y Turkmenistán.
Alabando y “ahorcando”
Los discursos de Murillo y Ortega contra grupos religiosos de Nicaragua arreciaron el pasado mes de abril, en las fechas previas al cuarto aniversario de los sucesos de abril de 2018.
En un discurso del 7 de abril, Murillo acusó a los obispos de la Iglesia Católica de haber provocado la muerte de las más de 350 personas que organizaciones de derechos humanos, locales e internacionales, achacan con evidencias al régimen sandinista.
“Para quienes asesinaron a nuestro pueblo, ni perdón, ni olvido, y eso está claro. Para quienes se atrevieron a bendecir los crímenes, no puede haber perdón, y no puede haber olvido”, dijo Murillo.
Y las referencias a “ni perdón ni olvido” de Murillo pueden ser consideradas ciertas por varios hechos.
El gobierno del Vaticano denunció el 12 de marzo de este año, que el régimen de Ortega-Murillo expulsó de Nicaragua al nuncio apostólico, monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag.
“Tal disposición resulta incomprensible ya que, durante su misión, monseñor Sommertag ha trabajado incansablemente por el bien de la Iglesia y del pueblo nicaragüense, especialmente por los más vulnerables, buscando siempre favorecer las buenas relaciones entre la Sede Apostólica y las Autoridades de Nicaragua. Merece particular mención su participación como testigo y acompañante de la Mesa de Diálogo Nacional entre el Gobierno y la oposición política, en vista de la reconciliación nacional y de la liberación de los presos políticos”, denunció el Vaticano en un comunicado internacional.
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Contra moros y cristianos
La intolerancia religiosa de la familia Ortega-Murillo no se limita a la Iglesia Católica: en abril pasado impidieron el ingreso de un pastor evangélico estadounidense y su esposa, quienes fueron retenidos en el aeropuerto y sus equipos de comunicación apagados a la fuerza.
Tom Guess y su esposa Debbie Guess, fueron retenidos el 21 de abril durante seis horas en el Aeropuerto Internacional Augusto Sandino, de Managua.
Guess narró a medios internacionales que fueron aislados en una sala solitaria, donde les quitaron sus pasaportes mientras funcionarios de Migración los interrogaron por horas.
Luego los subieron a un avión y los enviaron de vuelta a Estados Unidos, sin ninguna explicación.
La deriva autoritaria de los Ortega-Murillo no se ha limitado a funcionarios religiosos, sino que abarca el cierre de organizaciones civiles católicas como la Universidad Católica del Trópico Seco (Ucatse) y seis oficinas ligadas a la Diócesis de Estelí.
Además, se han cerrado la organización Familia Padre Fabretto, la Agencia Católica para el Desarrollo Internacional, el Servicio Cristiano Internacional por la paz y otras.