*Mientras monseñor Silvio Báez, un claro adversario del régimen de Nicaragua ofrece liturgia con la diáspora en el exilio, monseñor René Sándigo, investido de un viejo color de colaboracionista sandinista vota en León, mientras el grueso de la Iglesia católica nacional guarda un prudencial silencio y distancia del momento.
Expediente Público
El obispo nicaragüense Silvio Báez, exiliado desde abril del 2019, ratificó su rechazo al proceso electoral de Nicaragua, durante una homilía celebrada hoy en la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción de Washington DC, al denunciar que el país centroamericano vive “momentos oscuros”, pero “nuestro pueblo tiene una madre: María de Nicaragua”.
«El mundo entero tiene sus ojos en nuestro país a causa del ilegítimo evento que se realiza, no es un día de victoria para nadie, es un día más del dolorosos camino de lágrimas y muertes, que ha vivido nuestro pueblo y ha dejado tantas víctimas inocentes a quienes no podemos ni queremos olvidar: las personas asesinadas por la represión, los exiliados que se han visto obligados a dejar el país, quienes han sido encerrados injustamente en la cárcel y son tratados con crueldad por querer un país mejor”, dijo monseñor Silvio Báez, quien aun es obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua.
Báez ofició la misa dominical en la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción de Washington DC, este 7 de noviembre.
El obispo auxiliar de Managua es un crítico del gobierno de Daniel Ortega y durante las protestas de 2018 sufrió amenazas de muerte, se presume que su salida del Arzobispado se debe a presiones del régimen, por lo cual se considera su salida del país como un exilio.
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El otro lado de la moneda
La otra cara de la moneda la ofreció el obispo de la diócesis de León, monseñor René Sándigo, que ya carga muchos años con color de sandinista en las filas del clero, quien votó este domingo, a pesar de la condena internacional e interna a un proceso donde siete precandidatos presidenciales están presos y tres partidos opositores fueron cancelados.
Ortega también ha acusado a los obispos y sacerdotes católicos de conspirar para derrocarlo, por lo cual las relaciones entre el gobierno sandinista, históricamente antagónicas pasan por su peor momento, menos para Sándigo.
A pesar de su participación en una plaza dominada por la represión y el control político de la policía, la jornada electoral en esta ciudad al occidente de Managua, la capital, había transcurrido casi por completo sin la presencia de otros líderes católicos en los centros de votación.
Silencio y prudencia de otros
Extraoficialmente se sabe que el cardenal Leopoldo Brenes no votará, ya que se encuentra en su domicilio desde mediados de septiembre, después de haber sido hospitalizado por Covid-19.
Otros sacerdotes y miembros del clero no aparecen votando, comentando o llamando públicamente al no voto. Algunos pocos oficiaron misas y servicios religiosos y no abordaron el tema coyuntural.
El 21 de octubre la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) emitió un comunicado frente a las elecciones, como lo hace en cada proceso, indicando que “ante la situación que vivimos, cada nicaragüense decida y actúe desde la interior e inviolable dignidad de su conciencia, libremente, para hacer lo que considere más justo y conveniente”.
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Mensaje de Báez
“Hoy aparecen imponerse las oscuras ambiciones de poder de quienes han hecho añicos el país y sus cínicos discursos con los que quieren ocultar la historia y la verdad”, mencionó Báez.
Sin embargo, “hoy no termina la historia de Nicaragua. Hoy no es el final, sino, el inicio de una etapa de retos y esperanza, luchas y compromiso, unidad y generosidad”, agregó el religioso.
Con la historia bíblica de la viuda que dio dos monedas de ofrenda, el obispo señaló que el evangelio ayuda a iluminar el futuro:
Insistió el obispo que los nicaragüenses «no podemos resignarnos a que un poder autoritario decida, ni olvidar a las víctimas ni ignorar a los pobres ni sus demandas sociales como encarecimiento de la vida, tampoco podemos pasar la página de la historia, ignorando la justicia».
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Cómo cambiar la historia
Báez aconsejó a los devotos recordar que la enseñanza es que la historia cambia “cuando entregamos lo que somos y tenemos, sin cálculos egoístas, sin hacer ruido y buscar protagonismo, sin considerar la vida social como una competencial, el futuro de un pueblo no depende de la voluntad de los poderosos, sino, la capacidad del pueblo de organizarse, aunque no vea el futuro con claridad”.
El obispo sostuvo que para los nicaragüenses dar lo que sobra sería el protagonismo y las divisiones entre los opositores. “soñar en grande, aunque sea un pueblo pobre, sembrar semillas de bondad y compasión, aunque estén sometidos con crueldad”.