nacho

La Policía tenía orden de demolernos a todos los exmilitares presos

“Estoy vivo, firme, solido compacto”, fue la primera frase que expresó Rogelio Gámez Pineda cuando familiares y amigos le dieron la bienvenida después de pasar diez meses en la cárcel la Modelo, como preso político, acusado de terrorismo y asesinato por el Régimen de Ortega.

“Nacho” como es conocido Rogelio en Matagalpa, dijo haber permanecido en una cárcel de máxima seguridad llamada “línea amarilla” donde hasta la pasta de dientes y la cabeza del cepillo dental se la pasaban en bolsas de plástico transparentes.

Rogelio Gámez dijo que los Policías decían tener órdenes expresas que todo exmilitar detenido había que demolerlo. Gámez había sido excombatiente del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), y desde hace muchos años ya había expresado su descontento con el Régimen de Ortega.

Fue condenado a más de 20 años de cárcel, acusado por el Gobierno de Daniel Ortega de participar en el asesinato del señor Lenin Mendiola, el pasado 11 de agosto en Matagalpa, durante una marcha de protesta contra el gobierno.

Lea: Sistema penitenciario: el último eslabón en la cadena represiva del régimen en Nicaragua

Gámez fue apresado junto a Abdul Montoya, John Amort, Noel Valdez y Omar Avilés Rocha todos ellos acusados por participar en el mismo delito. Este 11 de junio fueron excarcelados, bajo la recién aprobada Ley de Amnistía, impulsada por el Régimen Ortega Murillo.

Las circunstancias del encarcelamiento

En Matagalpa, Gámez participó en las marchas del año pasado contra el régimen, formaba parte del “grupo de los viejos”, llamados popularmente así porque encabezaban las marchas junto a los jóvenes líderes y población en general.

En ese grupo de los viejos estaban Abdul Montoya, excarcelado y Eddy Montes, asesinado en la cárcel La Modelo, el 16 de mayo de este año.

Lea: El rol de las alcaldías sandinistas en la represión

En la cárcel, por 17 días Rogelio y sus compañeros pasaron nadando entre heces fecales, luego que una tubería se taqueara dentro de la celda. “Yo metía la mano y sacaba la mierda”, para remediar el problema, relató.

“Sin la ayuda de los reos comunes, nuestra vida en la cárcel hubiera sido un infierno”, expresó, ya que ellos les enseñaron a sobrevivir. Rogelio cuenta que los reos que tenían un celular, negociaban una llamada por comida.

En la celda 26, G1 planta alta, de presos comunes, Nacho tuvo contacto con los reos acusados de atacar la caravana del 19 de julio; entre ellos se encuentran Rosendo Huerta, Wilfredo Balmaceda, William Balmaceda, Ricardo Cortés, Oliver Raudez, Eddy Delgadillo y Jairo Delgadillo.

El sábado 19 de julio del 2014 una caravana de buses que transportaba a simpatizantes sandinistas que regresaban de celebrar el 35 aniversario de la revolución en la capital, fue atacada en el km 76 al norte de Managua. En el ataque murieron cuatro personas y fueron heridas 18.

Los acusados de este atentado, fueron incorporados en la lista consensuada de la Cruz Roja Internacional como presos políticos, pero la Ley de Amnistía, recién aprobada solo admitió la liberación de los detenidos luego de las protestas de abril 2018.

Lea: El sistema de tortura en los penales del régimen Ortega-Murillo

Gámez reveló, además, que las cámaras puestas para vigilar a los presos políticos, fueron instaladas por la empresa de seguridad El Goliat, perteneciente a Rafael Ortega (hijastro de Daniel Ortega) y que había personal técnico con acento cubano.

La verdad los liberó

Rogelio Gámez, desde su detención, estuvo seguro que el proceso legal estaba “amañado”, debido a la manera que funciona la justicia en Nicaragua, donde los poderes del Estado no son independientes y responden únicamente a lo que mandata el Ejecutivo. “Sentía que podía ser condenado, sin ninguna oportunidad de salir, pero la frase de Jesús: La verdad os hará libre, era mi esperanza”, acotó.

Nacho teme que su glaucoma en el ojo derecho se haya desarrollado durante el tiempo que estuvo encarcelado. “pues solo una vez al mes, durante diez minutos me dejaban salir al sol. Hasta hace poco me dejaban salir cada tres días”, expresó.

Por su condición de ex militar del Ejército de origen sandinista, Nacho, fue tratado brutalmente como a todos los que el sistema de Daniel Ortega considera “traidores”.